sábado, 18 de mayo de 2024

LA PALABRA DEL DOMINGO. DOMINGO DE PENTECOSTÉS.

UN CAMINO DE PLENITUD.

  Llegamos al domingo de Pentecostés en donde el Apóstol Lucas, como buen guía, nos conduce por los caminos donde el Espíritu Santo, haciéndose eco de ello en  el libro de los Hechos de la Iglesia y que dedica a su amigo Teófilo, se nos revela. Esto ya estaba anunciado  y de forma insistente por Jesús en sus último momentos, así lo descubrimos en el Evangelio de San Juan  en el capítulo 20 de este evangelio y en el capítulo quince de la  lectura evangélica de  este domingo que también es de San Juan y por supuesto, en el resto de los escritos sagrados sobre todo del Nuevo Testamento.

El Espíritu Santo como  culmen  y donación de Dios a los hombre por medio del Hijo Amado. De esta forma ya conocemos a Dios en su totalidad, en su entrega maravillosa que nos lleva a descubrirle como comunión de vida y amor y que en la unidad muestra la riqueza de la diversidad. Ya tenemos en total plenitud la manifestación del Dios Uno y Trino que busca nuestra realización personal estando en comunión con el pero disfrutando también de la diversidad, en la complementariedad que el hombre encuentra en Dios. Ahora sabemos que ya no solo es el Hijo el Amado, ahora sabemos por medio del Espíritu que también nosotros somos amados, amados en y por el Hijo que no deja de ser un gran privilegio y  regalo. Ya no solo el Hijo, ahora  y por medio del Hijo, también nosotros.

Es por  este camino por donde se  fragua nuestra identificación con Dios, lo que llamamos la santidad, porque, ¿ que es ser santo, sino esa  unidad, esa comunión con el Dios Uno y Trino que está llamada a ser cada vez mas fuerte, mas patente y visible a los  ojos de los hombres y a su misma  conciencia ?

Celebrar Pentecostés es celebrar, estar en la fiesta, del Dios que se da en plenitud, que se derrama que  ayuda a entenderlo todo, a  rebosarlo todo a  recordarlo todo a disfrutarlo todo, a saber del amor y el desamor, de la verdad plena y del egoismo, de  la misericordia  y del buen consejo, a entender  el mas allá y el mas acá a dejarse  renovar y a dejar a un lado aquello que nos somete y nos condena, a dejarnos reblandecer y malear como hace el agua con el barro. Celebrar pentecostés es celebrar la misericordia y el amor de Dios que lo invade todo que lo  trasciende todo, que a todos completa y a cada cual va dando generosamente y según necesidad, sin medir ni tasar. Celebrar Pentecostés es celebrar la plenitud de la creación que espera anhelante por aquel que la trajo a la existencia para que la siga recreando y completando. Celebrar Pentecostés es andar por los caminos de los hombres que con harta frecuencia se confunde con los caminos de Dios y viceversa.

 Y así los dones del Espíritu que llevan y traen al hombre por caminos de justicia: Sabiduría, Entendimiento, Consejo, Fortaleza, Conocimiento, Piedad y Temor de Dios.

Pidamos, junto con toda la Iglesia,  que el Espíritu Santo nos santifique, nos haga mas de Dios y de los hermanos.

¡¡Feliz día de Pentecostés!!

José Rodríguez Díaz   

 



No hay comentarios:

Publicar un comentario