EN LA GLORIA DEL PADRE.
Los Evangelistas y los Hechos de los Apóstoles nos relatan la Ascensión de Jesús a los cielos, al Padre. Es este un acontecimiento en el que son unánimes y en donde, de alguna forma u otra, declaran que el tiempo de estancia física entre nosotros, por parte de Jesús, ya ha terminado. Por otro lado, Jesús Resucitado en cuerpo y alma en la Gloria del Padre ha de estar en eso, en la gloria, junto al Padre, ese es su sitio, que ya no es la tierra; su sitio es estar junto al Padre pero, esto dicho, también diremos que eso no va a impedir que pueda permanecer con los suyos, junto a los suyos, como el mismo nos dice: Estaré con ustedes todos los días ( Mt.28) Terminan las manifestaciones del Resucitado de forma física, manifestaciones, por otro lado, necesarias para afianzar en la fe a los discípulos y una vez conseguido esto ya deja de hacerlo, pero insistimos, no dejará de estar con los suyos ni un momento.
Además de esto tenemos algo que es bueno que vayamos pensando, reflexionando desde la oración; Jesús, Dios y hombre verdadero, resucita y suba al Padre; Jesús glorioso, con la misma gloria del Padre. Resucitando ha rescatado la condición humana de forma total y definitiva y ascendiendo al Padre, estando junto al Padre, está también su condición humana, esa humanidad tomada de María y que tan necesaria fue para poder llevar a cabo el proyecto de rescate y salvación de la condición del hombre.
Es decir que, con Jesús asciende a Dios nuestra humanidad, nuestra condición, con Jesús estamos junto a Dios, no como representación sino como parte de su realidad de Hijo Amado, de su ser mas entrañable al Padre porque en Jesús el amor del Padre es realidad ya manifestada y por tanto, es amor también a nuestra condición de humanidad, porque el Padre ama al Hijo en total plenitud y condición: Dios y hombre.El evangelio de San Mateo nos dice que cuando Jesús muere en la cruz sucedieron varios acontecimientos y uno de ellos es que el velo del templo se rasgo de arriba abajo. Es decir, con la muerte de Jesús el acceso, la posibilidad del hombre de entrar en la vida de Dios, en el mundo de Dios, estaba expedita y es ahora con Jesús como eso se realiza. Es el hombre Jesús el primero en atravesar esa distancia, de marcar el camino, - nadie va al Padre si no es por mi, le oiremos decir- De la mano de Jesús la humanidad atraviesa esa puerta por primera vez, con El y gracias al El, que se empeño en cumplir la voluntad del Padre, andamos el camino que nos lleva a la íntima comunión con el Padre, con el misterio de Dios que se nos entrega.
Pero junto a y con ello, está el mandato de ir y anunciar a todos los pueblos, la gloria de Dios, la gloría de la salvación, vayan y anuncien la misericordia, la cercanía, la bendición de Dios a todos los hombres, para los hombres, para el mundo y para cualquier obra que ellos realicen desde la conciencia de estar en manos del que lo puede todo. Y nosotros, sabiendo de lo que se trata y de quien nos envía y nos acompaña, no podemos por menos de anunciar, no podemos callar, aunque la incomprensión del mundo se haga patente, aunque la lógica de la razón no nos favorezca pues todo eso queda reducido a nada ante la sabiduría de un Dios que lo llena todo, lo puede todo, la santifica todo y todo lo renueva constantemente, marcando los ritmos de los tiempo y la historia.¡¡Feliz día de la Ascensión del Señor!!
José Rodríguez Díaz
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