sábado, 24 de junio de 2023

400 años del nacimiento de Blaise Pascal «Infatigable buscador de la verdad»


 Carta apostólica del Papa Sublimitas et miseria hominis por aniversario de Pascal infatigable buscador de la verdad”

19 de junio de 2023

Grandeza y miseria del hombre forman la paradoja que está en el centro de la reflexión y el mensaje de Blaise Pascal, nacido hace cuatro siglos, el 19 de junio de 1623, en Clermont, en la zona central de Francia.

EN UN SIGLO DE GRANDES PROGRESOS EN MUCHOS ÁMBITOS DE LA CIENCIA, ACOMPAÑADOS DE UN CRECIENTE ESPÍRITU DE ESCEPTICISMO FILOSÓFICO Y RELIGIOSO, BLAISE PASCAL SE MOSTRÓ COMO UN INFATIGABLE BUSCADOR DE LA VERDAD, Y COMO TAL PERMANECIÓ SIEMPRE “INQUIETO”, ATRAÍDO POR NUEVOS Y MÁS AMPLIOS HORIZONTES.

Desde niño y durante toda su vida buscó la verdad. Con la razón rastreó sus signos, especialmente en los campos de las matemáticas, la geometría, la física y la filosofía. Realizó descubrimientos extraordinarios desde muy tierna edad, hasta el punto de alcanzar una fama considerable. Pero no se detuvo ahí. En un siglo de grandes progresos en muchos ámbitos de la ciencia, acompañados de un creciente espíritu de escepticismo filosófico y religioso, Blaise Pascal se mostró como un infatigable buscador de la verdad, y como tal permaneció siempre “inquieto”, atraído por nuevos y más amplios horizontes.

Precisamente esta razón, tan aguda y al mismo tiempo tan abierta, nunca acalló en él la pregunta antigua y siempre nueva que resuena en el alma humana: “¿Qué es el hombre para que pienses en él, el ser humano para que lo cuides?” (Sal 8,5). Esta pregunta está grabada en el corazón de cada ser humano, de todo tiempo y lugar, de toda civilización y lengua, de toda religión. “¿Qué es el hombre en la naturaleza? ―se pregunta Pascal― Una nada respecto al infinito, un todo respecto a la nada”. Y al mismo tiempo el interrogante está incluido ahí, en ese Salmo, en el corazón de esa historia de amor entre Dios y su pueblo, historia cumplida en la carne del “Hijo del hombre” Jesucristo, que el Padre nos entregó hasta el abandono para coronarlo de gloria y esplendor sobre toda criatura (cf. v. 6). A este interrogante, planteado en un lenguaje tan diferente al matemático y geométrico, Pascal nunca se cerró.

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