sábado, 10 de junio de 2023

«Benjamina»: El fósil de Atapuerca que mostró el paso del afecto al amor


 Cuando se publicó en 1859 El Origen de las Especies Mediante la Selección Natural o la Conservación de las Razas Favorecidas en la Lucha por la Vida, la idea que trascendió al gran público sobre la obra fue que Charles Darwin decía que venimos del mono.

Y, sin embargo, Darwin se cuidó muy mucho de escribir ni una línea sobre sus opiniones acerca de la ascendencia evolutiva de la Humanidad. De hecho, el primer autor que relacionó a los seres humanos con los monos fue Thomas Henry Huxley en su obra de 1863 Evidence as to Man´s Place in Nature. Asombrosamente, esta obra no ha sido nunca traducida al castellano.

A través de un impecable estudio de anatomía comparada, Huxley llegó a la conclusión de que las personas pertenecemos a un grupo concreto de simios a los que llamó hominoideos y que está constituido por los gibones, los orangutanes, los gorilas y las personas. El trabajo de Huxley demostró que no es que vengamos del mono, sino que somos un tipo concreto de ‘monos’.

El libro de Huxley fue el primer tratado sobre evolución humana y hubieron de pasar aún ocho años para que Darwin se atreviera a formular sus propias opiniones sobre nuestro origen y evolución en su libro de 1871 El Origen del Hombre y la Selección en relación al Sexo.

Además de formular la fecunda teoría de la selección sexual, Darwin también se ocupó del proceso evolutivo que condujo a la Humanidad a partir de antepasados no humanos, preguntándose por cómo una especie en apariencia tan débil como la nuestra había acabado enseñoreándose del planeta. La respuesta parece sencilla: gracias a nuestra gran capacidad tecnológica y a nuestra facultad de formar grupos integrados por individuos capaces de colaborar intensamente los unos con los otros.

«No hay ninguna otra criatura capaz de constituir sociedades tan amplias, formadas por individuos no emparentados y que son capaces de renunciar a su propio beneficio, y a veces hasta la propia vida, en aras del bien común»

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