EL QUE LE BUSCA, LE ENCUENTRA
Tanto en la Iglesia de Oriente como en la de Occidente el símbolo de esta fiesta es la luz. Fiesta que nosotros hemos cargado de ternura y poco a poco, sin darnos cuenta, sin querer, nos hemos ido alejando de lo que en realidad debe significar : Jesús es la revelación de Dios, luz de Dios para todos los pueblos. Todo el que le busque con corazón sincero le va a encontrar porque va a ser guiado hasta donde está el mismo Cristo que, a su vez, no conduce al Padre. Ya lo leemos en el evangelio de San Juan.
Esta fiesta de Los Reyes Magos, como nosotros la denominamos desde lo cotidiano, la celebramos con regalos y cada vez mas, se va apartando de lo que significa pues en las entrañas de ella misma palpita una invitación a la búsqueda de Dios desde nuestro horizonte vital, desde nuestra realidad. Esta fiesta en el fondo, lo que pretende precisamente es poder encontrar un sentido adecuado a nuestra existencia, en nuestro caminar.Buscar a Dios desde lo que sabemos, desde nuestra pobre sabiduría, desde nuestra experiencia, desde su misma revelación en la naturaleza, como hacen estos magos de oriente, que no se cansan en su camino a pesar de las dificultades que encuentran y no se arredran, superan dificultades, hay una certeza íntima desde la misma experiencia que embarga sus vida y que les lleva a seguir buscando. Ellos saben, han aprendido, desde la humildad del corazón a pesar de ser magos, a saber escuchar e interpretar lo que a sus ojos y conocimiento se les ofrece... Y se ponen en camino.
Creo que esto nos está queriendo decir que cuando uno busca con sinceridad a Dios, el mismo se va mostrando marcando sendero, caminando a nuestro lado, hasta que llega el momento adecuado de su manifestación, hasta que nuestro corazón este preparado para aceptarle en su entrega humilde, desde su abandono. El está presente en el camino aunque este no sea el correcto para reconducir y terminar mostrando su gloria ante los ojos atónitos de los que se fiaron y perseveraron en su búsqueda.
Es significativo que los magos no se decepcionan ante un pesebre en donde hay un niño reclinado, indefenso, cobijado por los brazos y al calor del pecho de su madre, cuidados ambos por un hombre que ahora mismo está sin oficio ni beneficio, tratando de salir adelante ante una situación que le sobreviene y que ha de afrontar con dignidad.
El misterio de la pobreza de Dios se hace patente y roba los corazones, no solo de los primeros, los pastores, los pobres, sino también de estos, los sabios que han aprendido humildad, que le buscan y no han parado hasta encontrarle y le adoran y no se paran en detalles de riquezas, es mas, le ofrecen lo que tienen, lo que son.
Es la fiesta del amor de Dios para todos los pueblos, la fiesta del que no se niega a nadie, la fiesta del que ilumina el camino, la fiesta del que nos devuelve a nuestra realidad, la fiesta del que quiere caminar a la par con los que quieren hacer camino dejándose conducir por la verdad sin que la sabiduría ni el conocimiento sean obstáculo para descubrir la trascendencia dada a conocer y manifestada en la pobreza de un pesebre.Los regalos? si, ¡¡claro que si !! ¿ por qué no? El roscón de Reyes? por supuesto y todo lo demás, sabiendo que los cristianos no podemos, no debemos olvidar, la causa de todo ello y que lo mismo que nos ilusiona la luz que desprende el rostro de nuestros seres queridos a quienes regalamos nos dejemos iluminar y alegrar por la luz de Dios que es Cristo Jesús, que en este día quiere alumbrar nuestra vida. Aquí vale aquello de " El que le busca, le encuentra " , Vaya que si.
¡¡Felices Reyes !!
José Rodríguez Díaz
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