miércoles, 5 de enero de 2022

SEIS DE ENERO. SOLEMNIDAD DE LA EPIFANÍA DEL SEÑOR

EL QUE LE BUSCA, LE ENCUENTRA



Tanto en la Iglesia de Oriente como en la de Occidente el símbolo de esta fiesta es la luz. Fiesta que nosotros  hemos cargado  de ternura  y poco a poco, sin darnos cuenta, sin querer, nos hemos ido alejando de lo que en realidad debe significar : Jesús es la revelación de Dios,  luz de Dios para todos los pueblos. Todo el que le busque con corazón sincero  le va a encontrar porque  va a ser guiado  hasta donde está el mismo Cristo que, a su vez, no conduce al Padre. Ya lo leemos  en el evangelio  de San Juan.

Esta fiesta de Los Reyes Magos, como nosotros la denominamos desde lo cotidiano, la celebramos con  regalos y cada vez mas, se va apartando de lo que significa pues en las entrañas de ella misma  palpita una  invitación a la búsqueda de Dios desde nuestro horizonte vital, desde nuestra realidad. Esta fiesta en el fondo, lo que  pretende precisamente es  poder encontrar un sentido adecuado a nuestra existencia, en nuestro caminar. 

Buscar a Dios  desde  lo que sabemos, desde nuestra pobre sabiduría, desde  nuestra experiencia, desde su misma revelación en la naturaleza, como hacen  estos magos de oriente, que  no se cansan en su camino a pesar de las  dificultades que encuentran y no se arredran, superan dificultades,  hay  una certeza íntima desde la  misma experiencia que embarga sus vida y que les lleva a seguir buscando. Ellos saben,  han aprendido, desde la humildad del corazón a pesar de ser magos, a saber escuchar  e interpretar lo que a sus ojos  y  conocimiento se les ofrece... Y se ponen en camino.



Creo que esto nos  está queriendo decir  que cuando uno busca con sinceridad a Dios,  el mismo se va mostrando  marcando sendero, caminando a nuestro lado, hasta que llega el momento adecuado de su manifestación, hasta que nuestro corazón este preparado para aceptarle  en su entrega humilde, desde su abandono. El está presente   en el camino aunque este no sea el correcto  para reconducir y  terminar mostrando su gloria ante los ojos atónitos de los que se fiaron y perseveraron en su búsqueda.

 Es significativo que los magos no se decepcionan  ante un pesebre en donde hay  un niño reclinado, indefenso, cobijado por los brazos y al calor del pecho de su madre, cuidados ambos por un hombre que ahora mismo está sin oficio ni beneficio, tratando de salir adelante  ante una situación que le sobreviene y  que  ha de  afrontar con  dignidad.

El misterio de la pobreza de Dios se hace patente y  roba  los corazones, no solo de los primeros, los pastores, los pobres, sino también de estos, los  sabios que han aprendido humildad, que  le buscan y no han parado  hasta encontrarle y le adoran  y no se paran en detalles de riquezas, es mas, le ofrecen lo que tienen, lo que son.

Es la fiesta del amor de Dios para todos los pueblos, la fiesta del que no se niega a nadie, la fiesta del que ilumina el camino, la fiesta del que nos  devuelve a nuestra realidad, la fiesta del que quiere caminar a la par con los que  quieren hacer camino dejándose conducir por la verdad sin que la sabiduría ni el conocimiento sean obstáculo para  descubrir la trascendencia dada a conocer y manifestada en la pobreza de un pesebre.

 Los regalos?  si,  ¡¡claro que si !! ¿ por qué no? El roscón de Reyes? por supuesto y todo lo demás, sabiendo que los cristianos no  podemos, no debemos olvidar, la causa de todo ello y que lo mismo que nos ilusiona  la luz que desprende el rostro de nuestros  seres queridos a quienes regalamos nos dejemos iluminar  y alegrar por la luz de Dios que es Cristo Jesús, que en este día  quiere alumbrar nuestra vida. Aquí vale aquello   de  " El que le busca, le encuentra " , Vaya que si.

  ¡¡Felices Reyes !!

José Rodríguez Díaz





No hay comentarios:

Publicar un comentario