LA ENTREGA PROMETIDA
Hoy celebramos el cumplimiento de la promesa hecha por Jesús de enviarnos el Espíritu Santo. Hoy somos invitados a abrir nuestros corazones y dejar que la fuerza del Espíritu invada nuestro ser con todo lo que ello conlleva de sentimientos, sensaciones y buenos deseos.
El Espíritu de la Verdad es enviado a nuestras vidas para que gustemos la libertad de los hijos de Dios, de su presencia. Su testimonio será irrefutable y ha de ser el mismo que nosotros hemos de dar ante los hermanos con quien compartimos nuestra vida de cada día . El alumbrará nuestra inteligencia y nos ayudará a comprender tantas cosas que están ahí y que no terminamos de asumir en su totalidad. "El Espíritu de la Verdad, os guiará hasta la verdad plena", nos dice Jesús y esa verdad plena no es mas que el encuentro con el Padre estando con Jesús."Recibirá de mí lo que os irá comunicando" . Aún nos quedan muchas cosas por aprender y es que con la venida del Espíritu Santo sobre nosotros entramos de llenos en el misterio de Dios uno y trino, pero sin olvidar que siempre de forma limitada y no porque Dios se de de forma limitada, sino por nuestra propia condición de criaturas indigentes. No obstante, eso no quiere decir que no podamos saborear y vivir esta zambullida en el misterio de Dios que se nos entrega de forma definitiva y total.
La iglesia en oración junto con la Madre de Jesús, la Virgen María, también hoy invoca en oración y espera... abre su corazón, para recibir el huésped del alma que le fortalecerá en las tribulaciones, dará certeza en las dudas, alumbrará en la oscuridad y dará inteligencia para saber manejar los acontecimientos de la vida donde se hace necesaria su presencia desde el amor.
Comienza el tiempo de la misión, el tiempo en que la iglesia, toda ella, embargada por la fuerza y el amor de Dios, llena del Espíritu Santo y desde y con la palabra de Jesús, ha de salir por los caminos del mundo para anunciar la Buena Nueva del amor de Dios a los hombres en todas las circunstancias de la vida, en todo tiempo.
Es tiempo y momento de oración, de escucha, de dejarse llevar por la brisa suave, por el fuego y la calma, es tiempo de fiarnos e iniciar la andadura...Es tiempo de decir que si dejando a un lado prejuicios y miedos, de fiarnos, de hablar, sabiendo que nuestra palabra no es solo nuestra sino que también es palabra de Dios para todo el que quiera escucharla. Es tiempo del Espíritu Santo, el que santifica y nos baña de Dios por el Hijo amado, el que mantendrá encendida la llama del amor en nuestro corazón.
¡¡Feliz Pascua del Espíritu Santo!!
José Rodríguez Díaz.
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