sábado, 20 de febrero de 2021

LA PALABRA DEL DOMINGO. DOMINGO PRIMERO DE CUARESMA. CICLO B

 DESDE LOS DESIERTOS DE NUESTRA VIDA

En este primer domingo de cuaresma volvemos al inicio del evangelio de San Marcos en donde nos relata qué hubo antes  de iniciar Jesús su vida pública y cómo dejándose llevar por el Espíritu se retiró al desierto y allí esperó y se preparó.

Nos dice el texto que  inicia su misión al enterarse del arresto del Bautista y lo hace por Galilea,  anunciando el tiempo cumplido, la conversión y la  necesidad de creer la Buena Noticia.  De entrada, este anuncio no es distinto al del Bautista, pero luego, a medida que vayan transcurriendo los días, irá concretándolo  ante la necesidad, el sufrimiento, el dolor y el abandono de la gente, que andan como ovejas sin pastor, como el mismo dirá en determinado momento.

La compasión y la ternura se van adueñando cada vez mas de su vida y  predicación cuanto mas cerca y comprometido se siente con la gente. La única forma de sacarles de la postración es  estar cerca de ellos, escucharles y  ayudarles a levantar cabeza ante la situación de opresión que se vive  tanto religiosa como social.

Con este texto inicia la iglesia el tiempo de cuaresma de este año y  creo que hay algo que no debemos olvidar, porque no se trata  solo de ayunos y abstinencias, oraciones y viacrucis, se trata  de, y en primer lugar, dejarnos llevar por el Espíritu, como El hizo.

 Debe ser el Espíritu quien oriente  y nos conduzca en este tiempo. Hay que estar atentos al Espíritu, hay que dejarse llevar por el, tenemos que abrir nuestro corazón radicalmente si queremos que la cuaresma sea tiempo de gracia  y conversión, tanto para nosotros como para los demás y, entonces, solo entonces,  todo lo que hemos dicho mas arriba empezará a encajar y tener sentido de culto y adoración,  razón de ser.

 Vivimos tiempos que no son fáciles, todos lo sabemos. Es el momento en que  debemos dejar que la acción del Espíritu sea efectiva en el mundo desde nuestra entrega y apertura  a Dios Padre y a los hombres. La compasión , la ternura, la misericordia y la piedad no estan pasadas de moda, pues hoy, mas que nunca, todos necesitamos de ello. 

En esta cuaresma debemos dejar  paso  a la esperanza y no hacer caso de ningún miedo  que nos paralice porque el Espíritu de Dios está deseando actuar en nosotros y desde nosotros para los demás y sabemos de sobra, que en el encontramos la fuerza y el ánimo, como Jesús, para reiniciar un camino nuevo desde los desiertos de nuestra existencia.

¡¡Feliz día del Señor!!

José Rodríguez Díaz

   




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