DOMINGO XXIII DEL TIEMPO ORDINARIO
CICLO A.
Mt. 18,15-20
DEJARNOS SALVAR
En el texto del evangelio de hoy toma protagonismo las relaciones entre los que conforman el grupo de los que siguen a Jesús y a los cuales el advierte y pone sobre pista, a la hora de las relaciones que han de ser totalmente fraternas y movidas por la caridad que han de llevar al bienestar y reconocimientos de todos. No se trata de jefes y vasallos , unos mandan otros obedecen, no. Jesús sabe que debe haber responsables, pero esa responsabilidad ha de estar atravesada por la comprensión, la solidaridad y sobre todo, el amor que lleva y conduce al perdón. Nadie es mejor que nadie , todos son importantes y necesarios, y a todos hay que ayudar cuando se desvían del camino. La prudencia para escuchar, el respeto al otro y a la intimidad del que hay que corregir son fundamentales para que no se rompa lo mejor: el vínculo comunitario.
Atar y desatar también pasa por ahí, hemos de estar dispuestos siempre al perdón, y a aceptar la corrección a en lo que a las relaciones se refiere.
Termina el texto haciendo una propuesta de oración en comunidad. Donde, aunque solo sean dos, se reúnen en oración, que sepan que el Padre les dará lo que piden y añade algo mas, reunidos y orando en su nombre, en el nombre de Jesús.El promete su presencia entre ellos. Esto es lo que hacemos cada vez que nos reunimos en Eucaristía.
Muchas veces en nuestras relaciones hay roces, que si los dejamos crecer hacen sufrir y lo que jesús nos pide es que seamos misericordiosos, pacientes, para con el que se equivoca o con quien tenemos el problema.
Quizá sea bueno que pensemos que los papeles se pueden invertir en cualquier momento y que nos puede tocar a nosotros y también hemos de estar dispuestos a aceptar la corrección y la llamada de atención. La almohadilla de todo esto ha de ser el amor y desde el mismo Jesús que ha prometido su presencia entre nosotros cuando actuamos bien por un lado, bien por el otro, en su nombre
¡ Feliz Día del Señor!
José Rodríguez Díaz
CICLO A.
Mt. 18,15-20
DEJARNOS SALVAR
En el texto del evangelio de hoy toma protagonismo las relaciones entre los que conforman el grupo de los que siguen a Jesús y a los cuales el advierte y pone sobre pista, a la hora de las relaciones que han de ser totalmente fraternas y movidas por la caridad que han de llevar al bienestar y reconocimientos de todos. No se trata de jefes y vasallos , unos mandan otros obedecen, no. Jesús sabe que debe haber responsables, pero esa responsabilidad ha de estar atravesada por la comprensión, la solidaridad y sobre todo, el amor que lleva y conduce al perdón. Nadie es mejor que nadie , todos son importantes y necesarios, y a todos hay que ayudar cuando se desvían del camino. La prudencia para escuchar, el respeto al otro y a la intimidad del que hay que corregir son fundamentales para que no se rompa lo mejor: el vínculo comunitario.
Atar y desatar también pasa por ahí, hemos de estar dispuestos siempre al perdón, y a aceptar la corrección a en lo que a las relaciones se refiere.
Termina el texto haciendo una propuesta de oración en comunidad. Donde, aunque solo sean dos, se reúnen en oración, que sepan que el Padre les dará lo que piden y añade algo mas, reunidos y orando en su nombre, en el nombre de Jesús.El promete su presencia entre ellos. Esto es lo que hacemos cada vez que nos reunimos en Eucaristía.
Muchas veces en nuestras relaciones hay roces, que si los dejamos crecer hacen sufrir y lo que jesús nos pide es que seamos misericordiosos, pacientes, para con el que se equivoca o con quien tenemos el problema.
Quizá sea bueno que pensemos que los papeles se pueden invertir en cualquier momento y que nos puede tocar a nosotros y también hemos de estar dispuestos a aceptar la corrección y la llamada de atención. La almohadilla de todo esto ha de ser el amor y desde el mismo Jesús que ha prometido su presencia entre nosotros cuando actuamos bien por un lado, bien por el otro, en su nombre
¡ Feliz Día del Señor!
José Rodríguez Díaz
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