DÉJAME TOCAR
Por el pan que he bendecido,
por el agua con que he bautizado,
por el oleo con el que he ungido,
y la palabra que he predicado.
Por el sí que un día te dí,
por las lágrimas que he llorado,
por las horas que he compartido
y las penas que he mitigado.
Por las alegrías que he vivido
y las canciones que tu me has dado,
por librarme de mis egoísmos,
por los sueños con que he soñado.
Por esta presencia tan cierta,
Buen Pastor resucitado,
déjame tocar, aunque solo sea una vez,
la herida de tu costado.
José Rodríguez Díaz
Por el pan que he bendecido,
por el agua con que he bautizado,
por el oleo con el que he ungido,
y la palabra que he predicado.
Por el sí que un día te dí,
por las lágrimas que he llorado,
por las horas que he compartido
y las penas que he mitigado.
Por las alegrías que he vivido
y las canciones que tu me has dado,
por librarme de mis egoísmos,
por los sueños con que he soñado.
Por esta presencia tan cierta,
Buen Pastor resucitado,
déjame tocar, aunque solo sea una vez,
la herida de tu costado.
José Rodríguez Díaz
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