SOLEMNIDAD DE JESUCRISTO, REY DEL UNIVERSO.
(Último domingo del ciclo b)
( Jun. 18,33-37 )
ESTAR EN LA VERDAD.
No deja de ser paradójico que en la solemnidad de Jesucristo, Rey del Universo , se no ofrezca como texto evangélico para la reflexión en las Eucaristías, este que nos ocupa y en donde Pilato interroga a Jesús sobre su persona y sus intenciones; cosa que Jesús no elude, sino que afronta con humildad y entereza.
Y ante el desespero del pretor romano por querer saber sobre este reo tan peculiar que le han traído y al que sus acusadores le achacan de querer ser rey, se encuentra con la sorpresa de que Jesús no enarbola otra bandera mas que la de su realeza cimentada en la verdad y que expresa de esta manera: " Yo para esto he nacido y para esto he venido al mundo, le dice, para ser testigo de la verdad" con el añadido de que quien busca la verdad debe estar dispuesto a escuchar su voz.
¿Cual es el secreto de esa verdad de la que habla Jesús y sobre la cual se fundamenta su realeza? ¿donde esta su razón y su ser?
Si echamos un vistazo a su vida nos damos cuenta de que su razón de ser está en cumplir la voluntad del Padre y en como esa su intima comunión le lleva y le trae por caminos de encuentros y desencuentros, de aceptación o de rechazo, por parte de los que le conocen, pero nunca de indiferencia. Hay algo en El que escuece y no es otra cosa mas que la verdad, la sinceridad de su vida ante la vida, su verdad, aquella donde encuentra la fortaleza y que mana,como ya hemos dicho, de la intima unión con el Padre, que le lleva a no amilanarse ante los hombres, ni ante el hecho de la muerte anunciada y ya en proceso.
La verdad del padre es su verdad. - Justicia, perdón, paz, misericordia, acogida, fraternidad, entrega, y todo el gran ramillete que El ha ofrecido en las Bienaventuranzas, en el Padre Nuestro, en la Eucaristía y en ese: amanse como yo les amo, como síntesis de toda su enseñanza.
Ahí es donde radica su realeza: sirviendo y ofreciéndose en continua oblación por aquellos que le han sido encomendados, por amor a la Verdad, por amor al Padre.
¡¡Feliz día del Señor!!
(Último domingo del ciclo b)
( Jun. 18,33-37 )
ESTAR EN LA VERDAD.
No deja de ser paradójico que en la solemnidad de Jesucristo, Rey del Universo , se no ofrezca como texto evangélico para la reflexión en las Eucaristías, este que nos ocupa y en donde Pilato interroga a Jesús sobre su persona y sus intenciones; cosa que Jesús no elude, sino que afronta con humildad y entereza.
Y ante el desespero del pretor romano por querer saber sobre este reo tan peculiar que le han traído y al que sus acusadores le achacan de querer ser rey, se encuentra con la sorpresa de que Jesús no enarbola otra bandera mas que la de su realeza cimentada en la verdad y que expresa de esta manera: " Yo para esto he nacido y para esto he venido al mundo, le dice, para ser testigo de la verdad" con el añadido de que quien busca la verdad debe estar dispuesto a escuchar su voz.
¿Cual es el secreto de esa verdad de la que habla Jesús y sobre la cual se fundamenta su realeza? ¿donde esta su razón y su ser?
Si echamos un vistazo a su vida nos damos cuenta de que su razón de ser está en cumplir la voluntad del Padre y en como esa su intima comunión le lleva y le trae por caminos de encuentros y desencuentros, de aceptación o de rechazo, por parte de los que le conocen, pero nunca de indiferencia. Hay algo en El que escuece y no es otra cosa mas que la verdad, la sinceridad de su vida ante la vida, su verdad, aquella donde encuentra la fortaleza y que mana,como ya hemos dicho, de la intima unión con el Padre, que le lleva a no amilanarse ante los hombres, ni ante el hecho de la muerte anunciada y ya en proceso.
La verdad del padre es su verdad. - Justicia, perdón, paz, misericordia, acogida, fraternidad, entrega, y todo el gran ramillete que El ha ofrecido en las Bienaventuranzas, en el Padre Nuestro, en la Eucaristía y en ese: amanse como yo les amo, como síntesis de toda su enseñanza.
Ahí es donde radica su realeza: sirviendo y ofreciéndose en continua oblación por aquellos que le han sido encomendados, por amor a la Verdad, por amor al Padre.
¡¡Feliz día del Señor!!
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