sábado, 21 de mayo de 2016

LA PALABRA DEL DOMINGO

DOMINGO DESPUÉS DE PENTECOSTÉS. CICLO C
LA SANTÍSIMA TRINIDAD.
 JU.16,12-15

  CONTEMPLAR, CONTEMPLARNOS

La celebración de la Eucaristía  de este fin de semana  se centra en el misterio del Dios revelado como uno y trino. Celebramos la fiesta de la Santísima Trinidad . Es , así lo entiendo yo , una invitación a la contemplación del Dios vivo que se acerca a nosotros y nos revela  su intimidad. Es una fiesta para la contemplación.

Contemplar y vivenciar todo lo que hemos oído y experimentado con Jesús, lo que hay a nuestro alrededor e ir descubriendo su rastro, su presencia en ello. Descubrir la mano del Dios misericordioso que se acerca a nosotros de miles formas y maneras y que nos invita a la paz, a la serenidad, en la certeza de que sabemos que nos ama y de que está y quiere permanecer junto a nosotros, acompañándonos en este caminar que es nuestra vida hasta, que un día podamos llegar a la casa que nos tiene preparada para  ser uno con El y en donde le veremos tal cual es.
 Por ahora tenemos ese  regusto agradable de su presencia que endulza nuestras penas y fatigas y que  nos alienta a seguir haciendo el camino pase lo que pase  y vengan las cosas como vengan, ya sea alegría o tristeza, ilusión o desencanto, en el acontecer de nuestra vida y de la historia. Lo importante de ahora en adelante, es estar con El, estar junto a El, dejarnos ganar por El, en una palabra, ser de Dios.
 En los momentos que corren se hace cada vez mas necesario pararnos a pensar, contemplar, mirar a nuestro derredor,  redescubrirnos como  seres trascendentales y redescubrir las  maravillas que nos rodean, saber apreciarnos, saber respetar. 
  No podemos olvidar esta dimensión propia de nuestro ser  y mucho menos malgastarla o dejarla de lado  en pro del tecnicismo, las prisas u ocupaciones que cada vez nos exigen mas y nos dan menos.  La trascendencia se alimenta con la contemplación y a su vez revierte en actitudes, en un estilo propio de vida, en donde la paz y la serenidad lo llenan todo porque habitan en el corazón.

Desde aquí es desde donde  creo que hemos de vivir los cristianos  la fiesta de la Santísima Trinidad, desde la contemplación gozosa del misterio de Dios sin querer entrar en mas averiguaciones que nos distraigan. Descubriremos que el Dios Trinitario es el Dios de la comunión y de la comunidad  y que  nos lleva a ella, nos inserta en ella, nos invita a recrearla cada día en la relación con los otros e iremos entendiendo que el Dios que se nos da nos invita a que hagamos con los hermanos lo mismo que El hace con nosotros y queremos hacerlo, porque queremos oír  un día aquello de  "vengan, benditos de mi Padre ".
¡¡FELIZ DÍA DEL SEÑOR!!









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