domingo, 12 de abril de 2015

Mafias y esclavitud sexual

Se ha manifestado un creciente poder de redes provenientes de Nigeria, que de la prostitución han ‘ampliado negocio’ a la heroína, las estafas, el blanqueo y el fraude. Un ejemplo más de las atrocidades que sufren los emigrantes empobrecidos en origen y en destino; y el negocio que supone. 
 El capital inicial de la "pujante empresa" en la que se ha convertido la mafia nigeriana cabe en una caja de galletas. Dentro está la recaudación semanal de cada una de las chicas: de 350 a 500 euros por cada esclava sexual, sin fines de semana de descanso ni parones por la menstruación.
Ese dinero, multiplicado por 200 o 300 chicas, constituye la primera inversión de una trama que irá sumando ceros a esa cantidad gracias al dominio de varios negocios ilícitos, todos ellos parte de un gran engranaje opaco y criminal, cada uno de un sector diferente.
La mafia nigeriana está recortando posiciones en todo el mundo, y en España la Policía muestra cada vez una mayor preocupación por su creciente poder, e incluso está desplazando a otras organizaciones clásicas como las colombianas o las turcas.
La propia Europol reconoce en varios de sus informes anuales cómo estos grupos se han ido asentando en España, Italia, Países Bajos o Estonia, entre otros lugares, controlando los mercados de la cocaína, el tráfico de personas (niños incluidos) y las estafas

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