domingo, 5 de abril de 2015



Bendita sea la hora
que con sombra mañanera
María fue hasta al sepulcro
para consolar su pena.
              
Bendito sea el desconsuelo
que la  removió en su  celda
atreviendose a campo abierto
buscando camino y senda.

Bendita sea la sorpresa
de aquella tumba abierta
que como grito de esperanza
cantara la misma tierra.

Y bendito seas Tu, Jesús
resucitado en la Iglesia
para abrir las puertas de casa
donde el Padre nos espera.





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