sábado, 24 de enero de 2015

LA PALABRA DEL DOMINGO

TERCER DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO. CICLO B.
 Jornada de la Infancia Misionera
Siempre, el cuarto domingo de enero la Iglesia celebra la Jornada de la Infancia Misionera. Obra muy especial y singular, fundada hace casi doscientos años, en 1834, en Francia. Y que el papa Pio XII declaró universal en 1950. Se trata de que los niños ayuden a otros niños que estén necesitados. Obra formativa y muy bella, por supuesto.
 El lema de este año es “Yo soy uno de ellos”. Y el papa Francisco se ha referido a la celebración diciendo que “muchos niños rezan para que la luz de Jesús llegue a todos los niños del mundo”
Una vez dada la noticia de la Infancia Misionera que se celebra en este domingo, entramos en el tema del Evangelio que se nos propone para esta semana que  se  centra en la elección de los Doce por parte de Jesús. 

LA URGENCIA DE LA LLAMADA.
 Leyendo el texto da la sensación  de que Marcos quiere contagiarnos la urgencia del anuncio del Reino, que tiene prisa, y lo hace contando  el acontecimiento como  de pasada, sin pararse mucho en detalles. 
Una vez que ha consignado el destino del  Bautista, Jesús empieza anunciando la Buena Noticia usando los mismos términos que el. De esta forma nos dice que Jesús  toma el relevo del profeta desaparecido, conectando con toda la profecía. No  hay diferencia, por ahora, entre el anuncio de uno y del otro. Será mas adelante cuando  vayamos percibiendo la novedad que aporta Jesús que no es otra mas que su misma persona.
  Jesús llama y los que son llamados lo dejan todo y le siguen. Hay en esta llamada el inicio de una nueva amistad - para estar con el - Y  una promesa - pescadores de hombres -.
Esto no sucede así en la vida cotidiana y notamos cómo Marcos desembarazandose de  detalles  se centra en la llamada y en el para que. No estamos para perder tiempo ni con mas propuestas, ni con mas preguntas, ni con mas detalles. Urge llegar al meollo de la cuestión que no es otro mas que lo que el evangelista nos propone al inicio de su Evangelio: Jesús es el Hijo de Dios. 
 Cuando Dios llama, toca  el corazón del hombre,  este no se puede resistir, la fuerza de su presencia arrastra y lleva a dejarlo todo, a cambiar de vida y de oficio, sin dejar de ser uno mismo. El resto ya lo iremos descubriendo en el  mismo seguimiento que nos propone  el  Evangelio y que traducido en vida, a nuestra vida, descubriremos, en nuestro propio seguimiento de Jesús, si somos capaces de  hacernos eco de su llamada, de seguirle para estar con el y de aprender ese oficio nuevo que nos llevará a poner nuestras manos sobre las cosas de forma  distinta a como hasta ahora lo veníamos haciendo, sin dejar de ser nosotros mismos, como sucedió con los primeros.
 No deja de tener el texto una fuerte carga de aventura, de novedad, de riesgo.  Todo los días no se puede estar cambiando de vida y menos cuando ya somos mayorcitos y la  vida , digamos, que está hecha.
 Pero esta es la novedad de Dios. Ahí es donde se muestra su fuerza y el poder de su presencia y su palabra.
También hoy sigue resonando ese "Venid conmigo" y aunque todos no respondemos, hay muchos que si lo hacen y  están dispuestos a dedicar su vida entera a aprender el oficio de "pescadores de hombres" - y no me refiero solo a los curas y los religiosos - que el Maestro nos propone y  está dispuesto a enseñarnos.
 Este oficio solo se aprende  con El, desde El y por El y nunca se llega a dominar del todo porque siempre habrá situaciones que nos lleven a preguntarnos ¿ cómo lo hago ? y hemos de acudir  al que nos llamo para que nos de las pautas desde las que nos hemos de mover y actuar para llegar al corazón de los hombres y que estos puedan  estar en la barca del Señor, reconocidole como Hijo de Dios.
 Feliz día del Señor.
 

 

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