sábado, 8 de noviembre de 2014

LA PALABRA DEL DOMINGO

DOMINGO XXXII DEL TIEMPO ORDINARIO. CICLO A.

DEDICACIÓN DE LA BASÍLICA DE LETRÁN

          DONDE DIOS HABITA.
En este domingo celebramos la dedicación de  la Basílica de Letrán  que se remonta a los tiempos  del Emperador Constantino allá por el siglo cuarto. Los textos no son del domingo treinta y dos del tiempo ordinario sino de esta fiesta. El texto del Evangelio es de San Juan 2,13-22 con el intentaremos hacer nuestra reflexión de hoy.
 Nos sitúa este pasaje  en el Templo de Jerusalén a donde Jesús llega y ve todo lo que hay en el de comercio y alboroto que  ocultaba  e impedía que los sencillos y los pobres pudieran encontrar a Dios, es decir hicieran una experiencia del Señor en su misma casa.
 Todos sabemos lo que sucedió y como se rebela Jesús ante esta situación cogiendo un látigo, volcando las mesas de los cambistas y soltando a los animales; proclamando que la casa de Dios es casa de oración y denunciando que  ha sido convertida en cueva de ladrones, no solo por lo que se les usurpara a la gente el dinero. sino también porque los dirigentes habían opcupado el lugar que a Dios le correspondía.
Ante la pregunta de los judíos  por los signos que muestra para obrar así, El responde  que esos signos están en su vida entregada y en la acción del Padre, el Dios de la vida, que sigue vivo y actuando, al hacer referencia a su muerte y resurrección, hablando de su cuerpo.
Creo que los cristianos estamos llamados en este domingo a reflexionar este tema del Templo como lugar de encuentro con Dios, pero no solo pensando en el edificio, que si, sino también en la persona como lugar  de encuentro con Dios , como espacio donde también Dios habita y  que ha de ser reconocido y reverenciado. Creo que no es por casualidad que Jesús ante la respuesta que se le pide responda con lo que va a acontecer con su persona  mas allá de la muerte con la que ellos  quisieron eliminarle, borrarle de la existencia. El que habita en Dios a ese Dios le resucita, por tanto, el Templo, el cuerpo humano,  está llamado a ser lugar y morada de Dios. Esto creo que tiene que ver con aquello de: "amaras al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma , con todo tu ser".
 Ahora bien, eso no quiere decir que  no respetemos los lugares que el hombre ha reservado en la tierra, para que sean lugares privilegiados de encuentro con Dios: el templo, la iglesia, la ermita, son lugares de encuentro con Dios y como tales han de ser respetados. 
Pero también lo son  y esto no  debemos olvidarlo,  el cuerpo humano y por eso debemos respetar , valorar, cuidar, todo lo que tiene que ver con la vida, con la persona, con el cuidado de los demás, Desde aquí  podremos entender aquello de : cada vez que lo hiciste con uno de estos, a mi me lo hicisteis.
En una palabra que los  templos, los edificio, son el cascarón donde se reunen los que formamos el cuerpo de Cristo y en donde el mismo Dios habita; en donde el hombre se completa y se comprende a sí mismo como de Dios, en donde descubre su dignidad al sentirse querido, amado y cuidado por el mismo Dios, en quien y por quien la vida adquiere su auténtico sentido.
Felíz día del Señor
 

No hay comentarios:

Publicar un comentario