sábado, 15 de noviembre de 2014

LA PALABRA DEL DOMINGO

DOMINGO XXXIII DEL TIEMPO ORDINARIO. CICLO A.

 EL DEDO EN LA LLAGA
En el evangelio que tenemos para la celebración de este domingo nos encontramos conque Jesús está hablando a los discípulos  con una parábola muy sugerente y que casi no necesita  explicación, yo diría que es una parábola para la reflexión, para rumiarsela, para retener en la memoria y poder sacarla a flote cuando llegue el momento oportuno. 
 Bueno, todas lo son , pero no se por que, esta se me antoja que más. Quizá porque  se centra de forma muy especial en nuestro corazón de llamados y  tiene que ver mucho  con nuestras decisiones internas, con nuestro contínuo esfuerzo.  Es ahí donde  colamos nuestras trampas y engaños propios y en donde aparecen las excusas que muchas veces nos inventamos para justificarnos ante lo injustificable. Es una parábola sobre la fidelidad.
 Fidelidad al Señor y a la vida haciendo fructificar los dones que han sido puestos en nuestras manos, al mismo tiempo que nos vamos construyendo como personas, nos vamos  haciendo y mostrando como hijos de Dios que es fiel. 
Es así como actúa Jesús y es lo que le pide a los que el ha reunido. En Jesús, a medida que le vamos conociendo, vamos descubriendo un camino de fidelidad al Padre. Su vida  se sutenta ahí y va a ser en la cruz donde ese testimonio adquiere toda su amplia dimensión.
Ese camino que Jesús hace es  el que  nos propone  pero hemos de saber que no se anda de una vez y en un instante. Es camino de toda la vida, que exige la entrega de todas nuestra posibilidades y recursos; será completado al final de nuestros días, como  sucede con Jesús, no sin antes  tener que superar las dificultades, tanto propias como las que nos puedan venir de los demás. 
Es camino  donde no se ha de buscar otra cosa mas que la solicitud y disponibilidad y poner en juego los talentos que hemos recibido y de los que hemos de dar cuenta.
 Ante ello se planta la  frivolidad  y la pereza que aparecen como  obstáculos a la hora de hacer que de fruto lo que hemos recibido, lo que  ha sido puesto en nuestras manos.
 Es la prueba para saber si de verdad  hemos estado en lo que debíamos  o hemos andado por otros derroteros, si hemos tomado el asunto en serio o hemos dejado que pasen los días de forma ociosa sin hacer que fructifiquen los talentos.
A saber que el primer y gran talento que hemos recibido es el haber sido elegidos, llamados,  luego los dones van a corresponder con nuestras posibilidades reales. No hemos de tener miedo pues no se nos va a pedir mas de lo que podamos dar. Al final, todo será puesto sobre la mesa. 
 FELIZ DÍA DEL SEÑOR .

 

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