sábado, 22 de marzo de 2014

La hoja de ruta del Papa Francisco para la Iglesia española


  • Se basa en el programa general del 'Buen Samaritano'

  • Dice que la Iglesia española tiene que volver a ser 'viña de todos' y no exclusiva de algunos

El Papa saluda a Rouco Varela durante el encuentro con los obispos...
El Papa saluda a Rouco Varela durante el encuentro con los obispos españoles. Ansa/Osservatore Romano
Francisco quiere que su primavera llegue y cale también en España, donde la Iglesia católica está llamada a cerrar un ciclo (con el fin de la era Rouco) e iniciar una nueva etapa de "renovación". Con una nueva hoja de ruta, basada en el programa general del "Buen Samaritano". Pasar de ser y sentirse fortaleza asediada a "viña del Señor" o madre misericordiosa, en cuyos brazos "quepan todos". Un cambio de tendencia que el Papa desgranó ante los 83 obispos españoles en visita ad limina.
Antes de ofrecer a los prelados el programa del Buen Samaritano para la Iglesia española, el Papa reconoció la difícil situación actual que atraviesa la institución en nuestro país. Sometida por un lado a la "indiferencia de los bautizados" que se alejan de ella y buscan espiritualidad en otros prados y, por el otro, a una "cultura que arrincona a Dios" en las sacristías o pretende expulsar la fe "del ámbito público".
Ante esta situación, el Papa, siempre esperanzador, invita a los prelados patrios a echar una mirada a la historia. Para que sean conscientes de dos cosas. Una, que Dios sigue actuando en ella, a pesar de los pesares. Y dos, que la Iglesia española tiene que volver a ser "viña de todos" y no coto exclusivo de unos cuantos elegidos.
Marcadas las grandes líneas, Francisco concreta aún más la hoja de ruta que quiere que apliquen los obispos españoles. Y les ofrece una especie de decálogo para esta nueva era:

Decálogo para la nueva primavera eclesial

  1. "Abrir caminos nuevos al Evangelio", sin contentarse con lo de siempre. Innovación y creatividad. Avanzar sin miedos. Con unos obispos que se pongan "al frente de la renovación".
  2. Obispos en actitud de "escucha atenta a todos", de "corazón a corazón", buscando siempre lo que une y no lo que separa. Un consejo que huele y suena a Juan XXIII.
  3. Prelados que, según el Papa, tienen que poner en práctica sobre todo estas cuatro virtudes: humildad, paciencia, ternura y misericordia.
  4. Además, los obispos no pueden ser señores, sino pastores que confían en "la grey", porque ésta "tiene olfato para las cosas de Dios". La grey conformada por curas, frailes, monjas y laicos.
  5. La Iglesia española tiene que dejar sus "grupos-estufa", su psicología de gueto y salir a las periferias geográficas y existenciales. Desinstalarse.
  6. Una Iglesia en estado de misión, dedicada no sólo a conservar lo que ya tiene, sino volcada en ir a buscar a los "alejados", a las ovejas perdidas. Una Iglesia consciente de que "la fe no es una mera herencia cultural".
  7. Una Iglesia que cuide especialmente la transmisión y la educación de la fe de los niños. Porque la infancia es la patria de la vida y, si el misterio de Dios entra en el alma en esas edades primeras, permanece para siempre.
  8. Una Iglesia volcada en el acompañamiento de las familias, como espacios de amor, de vida y de fe. Ofreciendo este caudal de virtud a la sociedad, sin querer imponer el modelo matrimonial católico como el único y exclusivo.
  9. Francisco pie a los obispos atención "prioritaria" a las vocaciones sacerdotales y religiosas. Eso sí, con una acertada selección de candidatos, para que no se cuelen en los seminarios más manzanas podridas.
  10. Y por último, pero siempre como primero en la agenda papal, "el servicio a los pobres" de una Iglesia que "es madre y nunca puede olvidar a sus hijos más desfavorecidos". Un ámbito en el que Francisco elogió explícitamente la labor de Cáritas española, que "ha merecido el reconocimiento de creyentes y no creyentes".

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