Por Agustín Ramón Cabrera Martín. Voluntario de Cáritas Parroquial.
La parroquia de San Antonio María Claret está enclavada en el barrio capitalino de Las Chumberas. La crisis económica, que venimos padeciendo durante los últimos años, se ha cebado de manera cruel en este barrio. Muchos de los vecinos son personas mayores, ya jubiladas, que han visto cómo sus hijos han vuelto a casa (muchas veces con cargas familiares) después de haber perdido el trabajo y no disponer de ingreso alguno.
La parroquia de San Antonio María Claret está enclavada en el barrio capitalino de Las Chumberas. La crisis económica, que venimos padeciendo durante los últimos años, se ha cebado de manera cruel en este barrio. Muchos de los vecinos son personas mayores, ya jubiladas, que han visto cómo sus hijos han vuelto a casa (muchas veces con cargas familiares) después de haber perdido el trabajo y no disponer de ingreso alguno.
La situación en el barrio es tan grave que, en la actualidad, el
grupo de cáritas parroquial está atendiendo a más de 100 familias.
Muchas de estas familias llegan a la Parroquia derivadas por unos
servicios sociales que están colapsados por la falta de recursos
económicos y la enorme cantidad de demandas de ayuda que reciben
cada día.
Las acogidas suelen ser duras porque las personas que se acercan, a solicitar nuestra ayuda, vienen cargando con la desesperación y la angustia de una situación que ya dura demasiado en el tiempo.
En cáritas parroquial estas personas encuentran un espacio en las que son escuchadas con atención y, por tanto, pueden descargar parte de su sufrimiento. También encuentran la ayuda que según cada caso, y nuestras propias posibilidades, podemos ofrecer (alimentación, alquiler, gatos de agua y luz, farmacia, etc).
Queremos ser un “rayito” de luz de esperanza que se cuele entre las oscuridades de nuestro barrio. Por ello, desde estas líneas, queremos agradecer a nuestra comunidad parroquial y al resto de personas que, con sus oraciones, sus muestras de ánimo y cariño, con sus generosas aportaciones, etc., hacen posible la labor del grupo de cáritas de la parroquia de San Antonio María Claret.
Las acogidas suelen ser duras porque las personas que se acercan, a solicitar nuestra ayuda, vienen cargando con la desesperación y la angustia de una situación que ya dura demasiado en el tiempo.
En cáritas parroquial estas personas encuentran un espacio en las que son escuchadas con atención y, por tanto, pueden descargar parte de su sufrimiento. También encuentran la ayuda que según cada caso, y nuestras propias posibilidades, podemos ofrecer (alimentación, alquiler, gatos de agua y luz, farmacia, etc).
Queremos ser un “rayito” de luz de esperanza que se cuele entre las oscuridades de nuestro barrio. Por ello, desde estas líneas, queremos agradecer a nuestra comunidad parroquial y al resto de personas que, con sus oraciones, sus muestras de ánimo y cariño, con sus generosas aportaciones, etc., hacen posible la labor del grupo de cáritas de la parroquia de San Antonio María Claret.
No hay comentarios:
Publicar un comentario