EL MEDIO DÍA, UN POZO Y EL CÁNTARO
Llegamos este domingo al meridiano de la cuaresma. Es el domingo tercero en el cual se nos ofrece el evangelio en donde Jesús conversa con una Samaritana junto al pozo de Jacob, en Sicar.
Se pueden decir muchas cosas del texto que nos ocupa pero en el fondo, yo creo que Juan lo que nos relata es una historia de amor en donde la Samaritana está representando a todo el pueblo Galileo.
POZO DE JACOB EN SICAR |
En este caso es la historia de un amor correspondido, así se nos dice con el testimonio de la gente del pueblo que ya no cree por lo que les ha dicho la mujer, sino por lo que han visto y oído después de permaner Jesús con ellos dos días.
El tema que provoca todo esto es el agua: Ambos tiene sed, ambos acuden al pozo buscando apagarla.
El pozo, como lugar de encuentro al que acuden hombres y mujeres para obtener el agua necesaria para la vida, y el medio día, son el marco que aprovecha Juan para presentar al que da el agua que apaga toda clase de sed en la totalidad de su entrega. Y el medio día - el sol en su plenitud que borra las sombras alumbrándolo todo- : Cristo que disipa las sombras que se agazapan en el corazón de todo el que esté dispuesto a conversar con El y ha dejarse interrogar aunque, a veces, no agrade. Fue lo que le sucedió a la mujer de Cicar, la Samaritana.
Como esta mujer nuestra Iglesia también acude en busca de agua que apague su sed y le de la vida y la devuelva a los brazos de su Señor. Esto ha de ser una constante en el seno de toda ella y ha de estar dispuesta al diálogo con su Señor y a dejarse descubrir tal y como es, con sus luces y sus sombras. Hoy también Jesús se acerca y nos manifiesta su pobreza tan cercana y tan humana : "dame de beber" lo cual no debe llevarnos a asustarnos y mucho menos a ponernos en guardia, sino a sentarnos junto a El y conversar y dejarnos interpelar. Es la única forma para poder ser luego capaces de lanzarnos a contar a la gente lo que nos ha pasado y poder interpelales: ¿ "Será este el Mesías?
Y no nos importará dejar atrás nuestras seguridades y nuestras razones - el cántaro quedó junto al brocal de aquel pozo custodiado por Jesús.
¡FELIZ DÍA DEL SEÑOR !
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