domingo, 12 de enero de 2014

¿DESDE CUÁNDO USAMOS?

  EL ROSCÓN DE REYES.
Por Mary Almenara.
A estas fechas del calendario, ya hemos dado buena cuenta del roscón de Reyes. Unos se han sentido rey por un día mientras otros han tenido que aguantar la bromita por haberle tocado la tan temida haba, lo que significa que tendrá que comprar el roscón el próximo año.
Más de uno, también, se hará la firme promesa de ponerse a dieta después de tantos polvorones, mantecados, mazapanes y los exquisitos bombones que, años atrás, nos ofrecía la celebérrima señora Preysler. La dieta comenzará cuando se haya terminado el roscón con su correspondiente tazón de chocolate caliente.

La variedad de tan dulce alimento ha abierto bastante el abanico de los sabores, y gustos del consumidor. Nos encontramos con los que están rellenos de cabello, nata, o trufa. De todos modos son exquisitos y nos alegran las meriendas o el desayuno por unos días, hasta el próximo año, que volvamos a tenerlos de nuevo en nuestras mesas.
Como otras tantas cosas, que hoy nos parecen llegadas a nuestra vida hace sólo unos días, el roscón tiene más años que Matusalén pero, de aquellos y el significado original que entonces se les daba, a lo que tenemos hoy dista tanto como de la noche al día.
Según nos cuentan, el roscón está relacionado con Las Saturnales que eran las fiestas dedicadas al dios Saturno, también denominada “fiesta de los esclavos” ya que era el único día en el que les daban doble ración de comida y tiempo libre.
Celebraban el Carnaval y la Navidad al mismo tiempo. Fueron los cristianos de la antigüedad los que lucharon por extinguir esta fiesta pagana.
En la actualidad, algunos historiadores lo relacionan con la corona de adviento, en representación comestible, por supuesto. Sin embargo no es muy creíble ya que, la moda de colocar en nuestras casas la corona de adviento, es muy posterior en nuestro país. Los romanos la dedicaban al dios Saturno con el fin de celebrar los días más largos después del solsticio de invierno. Para estos festejos se preparaban unas (tortas) redondas que se enriquecían con higos, dátiles y miel, que la comían entre plebeyos y esclavos.
Ya en el siglo III en el interior del dulce se introducía un haba seca, y al afortunado que le tocara era proclamado rey de reyes durante un corto periodo de tiempo.
En el siglo XII, Julio Caro Baroja recoge dos testimonios del roscón en su obra “El Carnaval” el primero corresponde al Reino de Navarra donde en 1361, se designaba Rey al niño que encontraba el haba. Del mismo modo el poeta Andalusí, Ben Quzman, habla en su cancionero de una tradición en la que en la torta (hallón o hallullo) se introducía una moneda de plata.
El roscón original no suele llevar ningún relleno, como digo anteriormente, hoy  el relleno es variado. De igual modo se ha cambiado el significado de la sorpresa, si antes encontrarse el haba era ser Rey por un tiempo, en nuestros días esto ha variado y se esconden un haba y una figurilla. Si al morderlo te sale el haba has de pagar el próximo pero, si es la figura lo que te toca en suerte, serás coronado Rey.
Por costumbre, suelo añadir un refrán a mis artículos, en esta ocasión elegí éste y, puesto que las fiestas Navideñas pasaron hace unos días, creo que es apropiado.
Agua pasada no mueve molino. La intención es que el próximo año cuando coma su ración de roscón, recuerde cual es su origen.

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