miércoles, 24 de diciembre de 2025

REFLEXIÓN PARA LA NOCHE BUENA 24 - 25 DICIEMBRE DE 2025.

DIOS CON NOSOTROS.

   Bienvenidos hermanos a la celebración de la Noche Buena, noche en la que celebramos el nacimiento de Nuestro Señor Jesucristo en un portal, en la ciudad de Belén, como ya el Dios de la Alianza había venido diciendo y anunciando por medio de los profetas; la profecía se ha cumplido y esta noche, se nos dice, nos ha nacido, por fin, el Salvador, el que trae la paz y el consuelo, la serenidad y la armonía. El que con sus palabras y su actuar nos va a manifestar el corazón de un Dios que es Padre cercano y amoroso y a quien podremos invocar cada vez que nos encontremos en situaciones oscuras o de agradecimiento, como el mismo nos ha de enseñar.

El profete Isaías en la primera lectura ( Is.9,2-7) empieza hablando de oscuridad y tinieblas que con el nacimiento de este Mesías se disipan y se convierten en una luz gran. Dice: “ El pueblo que caminaba en tinieblas vio una luz grande. Habitaban tierras de sombra, y una luz les brilló,” Y la alegría se desparramó, aumentó y también el gozo.

   Ya no seremos mas esclavos, ya tenemos alguien que nos guíe y nos libre de la opresión y del dolor que trae la guerra consigo y que destruye, dice el profeta. Aunque tambien es verdad que en el anuncio a los pastores que escucharemos en el texto del evangelio, esta alegría, esta paz del Señor, está destinada, la podrán gozar, los de buena voluntad.

En la segunda lectura es Pablo quien escribe a Tito, ( Tit. 2,11-14 ) presbítero en la isla de Creta y en donde casi con los mismos términos que Isaías en la primera lectura le recuerda que: “ Ha aparecido la gracia de Dios, que trae la salvación para todos los hombres.” Pablo va a recordar a Tito la obediencia y la entrega de Jesús al proyecto del Padre. Obediencia y entrega por nosotros. Ahí hay una de las claves para que la alegría de la Noche Buena de la que habla Isaías sea una realidad en el mundo y en el corazón del hombre de hoy, en nuestro corazón.

   El texto del evangelio es de San Lucas ( Luc. 2,1-14 ) y en donde se fija la fecha del nacimiento de Jesús: en la época de Augusto y se nos dice cómo la familia de Nazaret debe acudir, en obediencia a la ley de los hombre, a Belén; y nos damos cuenta de que entre los entresijos de las decisiones de los hombres están tambien las decisiones que Dios ya hacia mucho tiempo había tomado y que sirven para que lo que Dios quiere y desea encuentre cumplimiento. El hombre ha de encontrar su camino y Dios se lo muestra, se encarga de ello, sólo se le pide obediencia y atención a la palabra.

Es lo que encontramos tambien entre los pastores a quienes se les anuncia que la promesa ya es cumplida en medio de una noche oscura y despues de pedirles que no tengan miedo porque se trata de una buena noticia. Esa oscuridad, signo de tristeza y abandono, de guerra y desorden es rota por una luz y una palabra: les brilla la luz de Dios y su palabra que señalan el camino que ellos han de hacer y que inician con prontitud y ánimo. Y nos percatamos, que tanto los pastores como José y María,  están simbolizando a todo el pueblo de Dios de todos los tiempos que se pone en camino en fidelidad a Dios, obediente a su palabra. Este ponerse en camino guiados por la palabra y por su luz, significa ir al encuentro del Señor, descubrir su acción, su presencia en lo indefenso y en lo pequeño, en la pobreza y en la dependencia; es la gran ocasión de aprender a ser generosos como lo es Dios con los que lo necesitan y eso es lo que nos salva porque nos saca de nosotros, nos deshabita y nos lleva al encuentro de la necesidad, nos arranca del egoismo, de la indiferencia, de la opresión, de la maldad, en una palabra, nos libra del pecado y nos hace hombres y mujeres nuevos... ¿Qué es sino la navidad? ¿ Por qué decimos que esta noche es la Noche Buena?...

   Porque el Señor de todo lo creado se abaja, se pone en camino hacia nosotros, se planta en medio de nosotros sin alaracas ni espavientos raros para alumbrarnos en nuestras oscuridades, fortalecernos en nuestra debilidad y enriquecernos en nuestra pobreza . Ese es el gran regalo de la navidad y eso es lo que nosotros hemos de aprender y tratar, por todos lo medios, de llevar acabo como seguidores de Jesús en este mundo y tiempo donde nos toca vivir. Hemos de aprender que sin cercanía, sin compartir, sin solidaridad fraterna no hay navidad, no hay Dios, Hemos aprendido que el nombre que se le da al niño que nace significa: “ Dio- con -nosotros” ; pues bien, sin todo lo anteriormente dicho, si eso nos falta y no nos empeñamos en conseguirlo; si eso falta, digo: “Dios-no- esta- con- nosotros” por mucha navidad que queramos celebrar.

¡¡Feliz Noche Buena y Feliz Navidad !!

José Rodríguez Díaz

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