UN ADVIENTO PARA LA ESPERANZA
Abrimos el adviento de este año con el profeta Jeremías que nos invita a la esperanza cuando hablando en nombre del Señor dice que llegan días en que cumplirá la promesa que hizo a la casa de Israel y a la casa de Judá. De esta forma el Señor trata de mantener el aliento y la esperanza del pueblo que se ve desnortado, apabullado por el dolor y la presión de los pueblos vecinos, sin saber qué hacer ni a quien recurrir.En la segunda lectura que es de la segunda carta de San Pablo a los de Tesalónica se nos invita a vivir desde el amor y en comunión con todos los hermanos para que cuando llegue Cristo nos encuentre irreprensibles ante Dios. La fortaleza interior para permanecer en esa actitud está en ese mismo amor que es regalo de Dios.
El texto del evangelio es de San Lucas y en el Jesús nos habla del momento de la prueba, del momento final, habrá de todo, eso que de alguna forma u otra ya estamos viviendo; también se nos dice que el vendrá y salvará por lo que se trata de que sepamos mantenernos firme en la confesión de la fe y en la certeza de su palabra.
Las tres lecturas han de ayudarnos a saber no perder el equilibrio ante el vértigo al que somos sometidos muchas veces por los acontecimientos de la vida ya sean personales o no.
y se hace necesario ante un mundo que quiere continuamente levantar cabeza porque se siente herido que nosotros sepamos darle esa palabra de consuelo, que es palabra de Dios, que no es nuestra y que nos ha sido dada para sanarnos a nosotros y para que nosotros, sabiendo hasta donde puede llegar, la demos a los demás. La esperanza puesta en Dios, la confianza en su palabra y la fortaleza en el amor.También sabemos y no debemos olvidar, que quien nos salva es el Señor. Es lo que vemos en todas las lecturas de este domingo: en Jeremías se nos dice: " Llegan días en que cumpliré"
En la carta a los de Tesalónica San Pablo nos recuerda: "Que el Señor os colme y os haga de rebosar de amor mutuo.".
En el evangelio y ante las adversidades, escuchamos a Jesús que nos dice: " Levantaos, alzad la cabeza, se acerca vuestra liberación" invitándonos a orar y a mantenernos de pie ante el Hijo del Hombre.
Concluyendo decimos que el Adviento es tiempo de Dios y el tiempo de Dios es siempre tiempo de esperanza, de novedad, de presencia nueva y de regalo. Por eso hemos de aprestarnos a celebrar y preparar, porque el Señor viene, porque el Señor es fiel, porque el Señor se da y en esta dinámica, estamos llamados descubrir que no se trata de salvarnos el pellejo, que no se trata de esconder, sino de abrir puertas, de confiar y de anunciar con alegría que el Señor, una vez mas, viene a nuestro lar para que todo el que anda perdido tenga el gozo de encontrarle como amigo en el camino de la búsqueda.¡¡Feliz día del Señor!!
José Rodríguez Díaz