sábado, 30 de noviembre de 2024

LA PALABRA DEL DOMINGO. DOMINGO PRIMERO DE ADVIENTO . CICLO C

UN ADVIENTO PARA LA ESPERANZA

Abrimos el adviento de este año con el profeta Jeremías que nos  invita a la esperanza cuando hablando en nombre del Señor  dice que llegan días en que cumplirá  la promesa que hizo a la casa de Israel y a la casa de Judá. De esta forma  el Señor trata de mantener el aliento y la esperanza del pueblo que se ve desnortado,  apabullado por el dolor y la presión de los pueblos vecinos, sin saber qué hacer ni a quien recurrir.

En la segunda lectura que es de la segunda carta de San Pablo a los de Tesalónica  se nos invita a vivir desde el amor y en comunión con todos los hermanos  para que cuando llegue Cristo nos encuentre irreprensibles ante Dios. La fortaleza interior para permanecer en esa actitud  está en  ese mismo amor  que  es regalo de Dios.

El texto del evangelio  es de San Lucas y en el Jesús nos habla del momento de la prueba, del momento final, habrá de todo, eso que de alguna forma u otra ya estamos viviendo; también se nos dice que el vendrá  y salvará por lo que se trata de  que sepamos mantenernos firme en la confesión de la fe y en la certeza de su palabra.

Las tres lecturas han de ayudarnos a  saber  no perder el equilibrio ante el vértigo al que somos sometidos muchas veces por los acontecimientos  de la vida ya sean  personales o no.

y se hace necesario ante un mundo que quiere continuamente levantar cabeza  porque se siente herido  que nosotros sepamos darle esa palabra de consuelo, que es palabra de Dios, que no es nuestra y que nos ha sido dada para sanarnos a nosotros y para que nosotros, sabiendo hasta donde puede llegar, la demos a los demás. La esperanza puesta en Dios, la confianza  en su palabra y la fortaleza en el amor.

También sabemos y no debemos olvidar, que quien nos salva es el Señor. Es lo que vemos en todas las lecturas  de este domingo: en Jeremías se nos dice:  " Llegan días en que cumpliré"

En la carta a los de Tesalónica San Pablo nos recuerda: "Que el Señor os colme y os haga de rebosar de amor mutuo.".

En el evangelio y ante las adversidades, escuchamos a  Jesús que  nos dice: " Levantaos, alzad la cabeza, se acerca vuestra liberación" invitándonos a orar y a mantenernos de pie ante el Hijo del Hombre.

Concluyendo decimos que el Adviento es tiempo de Dios y el tiempo de Dios es siempre tiempo de esperanza, de novedad, de presencia nueva y de regalo. Por eso hemos de aprestarnos  a celebrar y  preparar, porque el Señor  viene, porque el Señor es fiel, porque el Señor se da y en esta dinámica, estamos llamados descubrir que no se trata de salvarnos el pellejo, que no se trata de esconder, sino de abrir puertas, de confiar y de anunciar con alegría  que el Señor, una vez mas, viene a  nuestro lar para que todo el que anda perdido tenga el gozo de encontrarle como amigo en el camino de la búsqueda.

¡¡Feliz día del Señor!!

José Rodríguez Díaz  

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