sábado, 23 de noviembre de 2024

LA PALABRA DEL DOMINGO. DOMINGO XXXIV DEL TIEMPO ORDINARIO . SOLEMNIDAD DE CRISTO, REY DEL UNIVERSO

LO QUE HACÍA JESÚS

Los orígenes de esta fiesta los encontramos a inicio del siglo XX. Fué el Papa Pio XI quien el once de diciembre de  1925 la estableció con la encíclica  "Quas Primas" ( en primer lugar) en el contexto del año jubilar del concilio de Nicea  en donde se definió la consustancialidad  del Hijo Unigénito con el Padre. La fiesta se estableció para el domingo último de noviembre. Va a ser el concilio Vaticano II y la reforma litúrgica de Pablo VI en 1969 que la fiesta cambie de significado pasando a celebrarse el último domingo del año litúrgico como colofón de todo lo celebrado en el año.

Bien, pues sabido esto vamos a tratar de entrar em materia y podríamos hacerlo preguntándonos qué nos dice, que nos aporta esta fiesta a cada uno de nosotros y a la iglesia en general, porque es que  no podemos olvidar que es la Iglesia quien da este título a Jesús y lo proclama como tal y no la sociedad en general.


 Yo pienso que para nosotros el hecho de proclamar a Cristo, como Rey del Universo, nos ha de  llevar a una dimensión trascendente de la existencia en el sentido mas amplio de la palabra. Jesús,  según  nos dice Juan en el prólogo de su evangelio es la Palabra  creadora, por quien todo  se hizo y alcanzo la existencia.  Titular a hora a Cristo como Rey de todo lo creado no debe  tener ningún problema,  el tema está en la conciencia del hombre que a su vez se transforma en conciencia de la creación y que es capaz de ver mas allá de si mismo, o no, de lo espacio temporal y   percibir, por pura gracia, que  la realeza de Cristo en toda la creación es realeza de bien y de paz, de justicia, de vida y verdad, lo cual no debe anular la inmanencia o la intimidad con la que nosotros podamos relacionarnos con el Señor. Es más, esa intimidad en la relación (provocada por Jesús  en cada uno de nosotros, recordemos el Padre Nuestro)  es la que nos lleva a abrir horizontes ante un mundo que está ante mi y que se me revela como inabarcable,  infinito, como  algo que escapa de lo temporal, en donde la existencia adquiere su total plenitud, sin fronteras ni límites, porque nos habla del que Existe, del que Era del que Es y del que Será. Todo esto tiene que ver  con aquella palabra creadora de la que nos habla Juan y que sigue creando y recreando, haciendo nuevas todas las cosas según la voluntad del Padre, hasta alcanzar  plenitud.

 Por tanto, la fiesta de Cristo, Rey del Universo es una fiesta que nos ha de llevar a repensarnos, a salir de nuestras estrecheces de miras, a buscar nuevos horizontes en donde la relación con el Otro, con los otros y lo otro han de  ayudarme a crecer e identificarme con aquel en quien tiene origen mi vida y en quien se ha de prolongar por años sin termino. No debemos olvidar que  la realeza de Jesús pasa también  por  el reino de la sombras y la oscuridad, de la muerte, anulando todo quebranto, ayudando a superar miedos y  restaurando  lo que el pecado del abandono haya podido dañar. Cristo es Rey porque crea y recrea, porque salva, porque ama, en una palabra, porque se entrega  definitiva y totalmente a quien le abre el corazón y le deja  entrar en su vida. San Juan Pablo nos lo decía :  "Abran las puertas a Cristo" Porque  habiendo sido llamados a participar de la vida y realeza de Cristo  cuanto mas nos esforcemos en alcanzar una estrecha comunión con el Señor mayor será su realeza y mas grande nuestro gozo y confianza. El secreto para alcanzar  esa comunión de la que hablamos esta en el despojo total de uno mismo, en la  solidaridad con el otro, en el respeto y amor a la vida... Lo que hacia Jesús;   no hay  mas ni otro misterio. Lo que hacia Jesús.   

¡¡FELIZ DÍA DEL SEÑOR!!

José Rodríguez Díaz.

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