sábado, 13 de julio de 2024

LA PALABRA DEL DOMINGO. DOMINGO XV DEL TIEMPO ORDINARIO

 CON LA AUTORIDAD QUE NOS DA EL SEÑOR.

La palabra de este domingo parece que viene desconectada la una de la  otra, cada una por su sitio, pero si nos paramos a pensar nos daremos cuenta de que  hay una  relación entre ellas  que les da cierta cercanía a la hora de pensarlas. La primera lectura es del Profeta  Amos. Amos que era un  hombre seglar; no era ni profeta, ni familia de profeta, ni nada por el estilo; un hombre que tenia su trabajo, su oficio con el que se ganaba la vida y que de pronto se ve sorprendido por la Palabra y la presencia de Dios en su vida que le impulsa a ir a Betel a predicar donde es rechazado, pero eso no va ha hacer que calle, no.

La segunda lectura es de la carta que escribe Pablo a los de Efeso  en donde les invita a  descubrir  en lo cotidiano de sus vidas, la acción  salvadora de  Padre Dios  por medio de Jesucristo y en favor de todos. Esta carta es una descripción del derroche de  amor y misericordia de Dios  en favor nuestro y  por medio de su Hijo. También es una llamada de atención a los de Efeso que parece  se toman un poco a la ligera  el hecho de  ser cristianos. De entre las cosas que les recuerda le dice  que ellos han escuchado la verdad, la noticia de que han sido salvados, de que han sido marcados  por Cristo con el Espíritu Santo. Podemos decir que Pablo usa en esta carta toda su artillería para ayudar a los de Efeso a descubrir todo lo que Dios hace por ellos y animarles a vivir una fe comprometida  y  testimonial saliendo de la rutina y la apatía.

El texto del Evangelio, que  como sabemos es de Marcos, nos acerca al capítulo  6 en donde Jesús  llamando a los doce les envía  de dos en dos con autoridad  sobre los espíritus inmundos. Es digno de notar que Jesús les da su propia defensa, la autoridad con  la que se han de sentir seguros; que no es autoridad para mandar y disponer, doblegar o humillar al hombre. No, es otra autoridad. Es la autoridad del que se siente enviado por Dios para aliviar, consolar y levantar al que se pierde en el dolor  y el miedo;  autoridad sobre los espíritu  que hacen sufrir al hombre, al tiempo que les pide no fabricar su propia defensa que en esta ocasión  están simbolizadas en la seguridad que da el bastón, el alimento, la ropa, el calzado o el lugar en el que habitar. Ninguno de esos elementos  deben distraer al  enviado de la misión que se le encomienda. Como hijos de la misericordia y de la confianza en el Padre han de rezumar confianza y fe en el Padre en todo momento y eso es necesario que el hombre, el que les escuche, lo vea.

Llamados, elegidos, destinados, enviados...  todos estos vocablos nos ayudan a  poder conectar  cada uno de los textos que hoy se nos ofrecen como la invitación del Padre que nos llama a recorrer caminos, a andar por vericuetos, a descubrir su  bondad y  entrega  en nuestra vida, a saber  valorar el ser seguidores  de Cristo y en definitiva, a poder saborear en nuestros labios la miel que destila la expresión : Jesús es el Señor.

 Somos fortalecidos con la autoridad de Cristo  para aliviar, curar, acompañar, sanar, calmar y  apaciguar el corazón de los hermanos cuando les toca el sufrimiento.


¡¡Feliz día del Señor!!

José Rodríguez Díaz





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