sábado, 27 de julio de 2024

LA PALABRA DEL DOMINGO. DOMINGO XVII DEL TIEMPO ORDINARIO. CICLO B.

 

ALGO MAS QUE COMIDA.

Entramos  este fin de semana en el domingo XVII del tiempo ordinario  en donde  no va a ser el evangelista Marcos quien nos recuerde al Señor, sino el evangelista Juan  y desde el capítulo 6 de su evangelio, que ya sabemos  es donde nos encontramos con el discurso del Pan de Vida por parte de Jesús a los que le escuchan. 

Pero vamos a la primera lectura de este domingo que es  del segundo libro de los Reyes en donde el profeta Eliseo, sucesor de Elías, tiene un gesto de desprendimiento y caritativo que  nos va a ayudar  a comprender  con mas  trascendencia el tema del compartir, el tema de la caridad. Este relato  del  segundo libro de los Reyes en donde Eliseo da su pan a los que tienen  hambre nos acerca y muy mucho al que luego escuchamos de San Juan  en su capítulo seis; eso que conocemos como la multiplicación de los panes y los peces y en donde Jesús  invita a los discípulos a  implicarse en el tema y a ser servidores de los que buscan al Señor y andan necesitados.

Y es ahí donde nos encontramos con lo central de nuestra reflexión. Ese compartir  que  nos lleva a  saber mirar al otro en su necesidad, no desde aires de suficiencia o poder, sino de servicio y solidaridad. Aquello de Jesús en las tentaciones de  que " no solo de pan vive el hombre", lo seguimos encontrando a lo largo de los textos de muchas formas y en varias situaciones en donde la dependencia que manifiesta el otro nos ha de llevar a ocuparnos, claro que si, de su necesidad de salir adelante, pero también a mirar su necesidad de encontrar la paz, la certeza de un Dios que le ama y todo desde nuestro amor  y desde nuestra asistencia que ha de ser integral, porque es toda la persona la que está en situación de indigencia, es toda la persona la que está herida, dolida, es toda la persona la que necesita ser sostenida en su debilidad y pobreza.

 Así que no nos podemos conformar con dar nuestra limosna para los pobres, ese sería un primer paso, pero hay otro segundo que no debemos obviar porque es que no somos  una empresa ni nada parecido, ni una oenegé, nosotros  como seguidores de Jesús estamos llamados ha hacer algo mas y es ayudarles a buscar la forma de saciar esa necesidad interior de  consuelo y fortaleza de Dios y  desde la cercanía pero  sin fisgonear, desde la solidaridad, sin intentar imponer, desde la hermandad sabiendo tender lazos de escucha, de comprensión y hasta de amistad.

 No se nos debe ocurrir  en ninguno de los momentos, acariciar la tentación de poder que  nos  puede acechar, de sentirnos superiores. El texto del evangelio termina diciéndonos que Jesús viendo que querían hacerlo rey, se escabullo de entre la gente  y se retiro el solo a la montaña. Así que cuidado con la vanidad de sentirnos buenos  que es pura soberbia. Se hace lo que hay que hacer y ya está.

No  queremos dejar a un lado la segunda lectura en donde Pablo en su carta a los de Éfeso les  da pautas de comportamiento entre ellos y que han de llevar a la unidad y a la concordia, pero antes les pone de ejemplo su estar en la cárcel por Jesús. Eso le da autoridad para pedirles que también ellos  se dejen apresar por Jesús  a la hora de convivir  y hacer cada día la comunidad, edificando la Iglesia. Les pide que anden prisioneros por Cristo en la relación con los otros, aunque vivan  en libertad

¡¡Feliz día del Señor"

José Rodríguez Díaz





No hay comentarios:

Publicar un comentario