sábado, 6 de julio de 2024

ASISTENCIALISMO versus PROMOCIÓN


 Con solo 100 dólares puedes salvar a una mujer en la India. La organización India Partners le proporcionará una máquina de coser de su propiedad, lo cual le permitirá dar el primer paso en su camino al empoderamiento. O puedes enviarle un pollo. La cría de aves, según Melinda Gates, empodera a las mujeres en países en vías de desarrollo: “Cuando las mujeres son capaces de expresar su dignidad y tomar el control, a veces con la ayuda de sus gallinas, transforman sus vidas y las de todos los que las rodean”. Pero si los pollos no son tu herramienta preferida de empoderamiento, Heifer International sí lo será, pues por 390 dólares le entregará una canasta empresarial a una mujer en África. La canasta incluye conejos, peces y gusanos de seda.

Estamos ante una nueva reedición del clásico e ignominioso asistencialismo que históricamente ha humillado y oprimido a los pobres. En España, haber entendido la caridad como asistencialismo supuso que durante la primera mitad del siglo XX se expulsara a los pobres de la Iglesia. El asistencialismo no se plantea la lucha por la justicia porque no ve la injusticia; cree que, con solo maquillar sus efectos, que entiende como naturales, todo quedará resuelto. Su perspectiva es individualista e inmediatista; niega la dimensión social y política de la persona.

Sin embargo, la promoción reafirma la dignidad de toda persona, reconociendo su protagonismo, y ello requiere poner en ejercicio todas sus capacidades de forma personal, integral y solidaria.  La persona debe ser el centro, el sujeto y el fin del orden institucional. La promoción nunca es individual, ha de realizarse en y por colectivos, y exige tener conciencia histórica y de pertenencia a un pueblo, que es la comunidad de los excluidos de los beneficios del poder y del dinero. El empeño en su promoción está en los orígenes del Movimiento Obrero que ve la causa de la desgracia del proletariado en la propia organización política y económica del capitalismo naciente.

Pero la estructuración política del imperialismo actual ha dinamitado al pueblo, sustituyéndolo por la llamada sociedad civil que no es más que un conjunto de estructuras intermedias generadas por las propias corporaciones capitalistas a través de la llamada responsabilidad civil corporativa, un auténtico caballo de Troya de los poderosos contra los débiles. Dichas estructuras afrontan las injusticias sociales con ayudas, desde una recia mentalidad capitalista a juego con sus intereses, y desde un enfoque individualista y cortoplacista que oculta cualquier causa política o económica. Ejemplo de ello son los casos con que iniciamos este artículo.


 

No hay comentarios:

Publicar un comentario