sábado, 11 de marzo de 2023

LA PALABRA DEL DOMINGO . DOMINGO TERCERO DE CUARESMA. CICLO A

" ERA ALREDEDOR DEL MEDIO DÍA "

    Entramos en el Tercer Domingo  de Cuaresma de la  manos del Evangelista San juan que nos lleva hasta el pozo de Sicar en donde Jesús pide agua a una mujer de aquella zona, de Samaría,  en pleno medio día, cansado y sediento.
 La situación de entrada resulta embarazosa para la mujer, aparentemente, pues se extraña que un hombre, además Judío, le pida agua, aunque ella también está  saltándose la norma pues   es mujer y no debe ir sola al pozo a por agua.

    Lo cierto es que se entabla una reticente conversación  de autodefensa por parte de ella cuando  se va dando cuenta de que Jesús digamos que le va acorralando y estrechando  el circulo ante sus  tentativas de  escabullirse y no pasar de la superficialidad.
La clave  la encontramos cuando  ya y de forma  muy directa, Jesús le pone  ante la evidencia de su vida. Salta el tema religioso a la palestra lo que el Maestro no desaprovecha para manifestársele como  el Mesías, ese de quien ella habla y dice esperar y que ahora mismo tiene delante.
Ese encuentro al borde del pozo, desde la sed de ambos: la de ella que acude a por agua y el de el que le pide de beber, resulta  y concluye  como algo que es  capaz de trastocar la existencia y obliga a  replantearla. Ambos buscan. 
 Es evidente que ese encuentro  que se inicia como  algo sin importancia  adquiere  una dimensión trascendente  para la mujer  primero, para los discípulos que  alcanzan a  darse cuenta de lo que sucede y para  el pueblo de Sicar que termina recibiendo la  noticia por   por boca  de la mujer.
 Se me antoja que este  es un texto que en los tiempo que vivimos, además de resultar esperanzador,  nos  pone ante la exigencia de preguntarnos como estamos anunciando a Jesús  hoy. 
  El hombre  sigue acudiendo a donde  sabe que está el agua, acude al brocal, sabe donde está, pero no termina  de descubrir ese pozo  como lugar y  presencia de Dios  capaz de  ayudarle a arreglar su vida, capaz de  darle la fuerza para aceptar su realidad y empezar de nuevo, capaz de encontrar la felicidad  y es ahí donde  ha de estar nuestro testimonio. Ayudar a descubrir la presencia de Dios en la vida , desde las necesidades de la vida, desde el encuentro  con los otros, desde el diálogo y la  aceptación de la realidad de un Dios  que se identifica con los necesidades, deseos y  desconciertos de los hombres, que se ofrece a todo, que está al alcance de todos y no solo para los creyentes.
¡¡Feliz domingo tercero de Cuaresma!!
José Rodríguez Díaz.

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