sábado, 28 de enero de 2023

LA PALABRA DEL DOMINGO. DOMINGO CUARTO DEL TIEMPO ORDINARIO. CICLO A

POR SI QUEREMOS ARREGLAR ELMUNDO.

El evangelio del domingo pasado terminaba diciéndonos que Jesús recorría  toda Galilea enseñando en sus sinagogas y anunciando la buena notica del  reino. Inmediatamente después de  comunicarnos esto Mateo recoge esa enseñanza, pero  ya no es en la sinagoga, sino que, nos dice,  subió al monte y allí comenzó a enseñarles con estas palabras . Y nos regala las Bienaventuranzas,

 A tener presente que ya no es en la sinagoga, lugar oficial de la enseñanza de los rabinos y maestros de la ley. Esta enseñanza de Jesús se produce al aire libre y muy significativo, en el monte. Esto nos recuerda  lo mismo que hizo Moisés al pie del Sinaí( La Alianza ) No en vano Mateo tiene en su intención  dejarnos bien claro que en Jesús  toda la ley  y la profecía  alcanzan cumplimiento, por otra parte  la primera lectura  que es de Sofonías nos apunta ya  al espíritu de estas bienaventuranzas.

 Entrando ya en  lo que Jesús propone  a la gente y de modo especial a los discípulos, no encontramos que la clave de todas ellas es la primera. De ella dependen todas las demás. Esta es la Nueva Alianza que el Señor establece con el pueblo  por medio del Hijo Amado.

Y nos  paramos en la primera pues ese tener el corazón abierto, esa pobreza de Espíritu de la que Jesús habla es  lo que lleva a acoger a Dios en la vida, a vivir la vida desde Dios, como hijo suyo  y eso es lo que ha de provocar  todo lo que sigue, pues desde ella alcanzan lógica todas las demás... en la medida que  acojamos a Dios en nuestra vida, en esa medida estaremos siempre dispuestos a acoger a los otros, a luchar junto a los otros, a saber llorar con los otros, a buscar  la paz y la concordia  no solo  socialmente, sino la del corazón... Todo concluye con algo  que nos puede asustar  y hemos de saber, aunque nos asuste,  que es la consecuencia de  estar con Dios,  cerca de los hombres y amando la vida y el mundo. Hemos de tener bien claro  que en muchas ocasiones vivir desde ahí significa y supone estar frente a las propuestas que  en la sociedad, en el corazón del hombre, encuentran caldo de cultivo y que intentan, de miles formas y maneras apartar a Dios  de la vida. Aparecen y son la negación de Dios del hombre y del mundo desde la lisonja del bienestar, la felicidad, la libertad e inclusive la eternidad.

 Jesús no ignora esta realidad, la vive y la sufre  y por eso concluye diciendo : " dichosos vosotros cuando os insulten, y os persigan, y os calumnien de cualquier modo por mi causa. Estad alegres y contentos, porque vuestra recompensa será grande en el cielo"

Esto es fuerte y es para valientes, lo sabemos, pero nuestra fortaleza y nuestro valor no son totalmente nuestros, es obra del Señor que sigue acompañando a su pueblo, que sigue fortaleciendo, que sigue iluminando  en el diario caminar. 

El Reino de Dios es patente cuando el hombre se decide y opta y eso es lo que nos propone Jesús con estas Bienaventuranzas,( explicitación de la Nueva Alianza) al  pie del monte y con un horizonte abierto  al mundo, a la vida toda, a la plenitud.

¡¡Feliz día del Señor!!

José Rodríguez Díaz  



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