A QUIEN QUIERO SERVIR...?
Hoy Jesús habla a los discípulos de fidelidad y lo hace con el ejemplo del administrador infiel que cuando se ve descubierto trata de cuidarse la espalda para no verse en la calle cuando sea despedido. Sabe que el amo le va a despedir.El amo, viendo los manejos de este hombre termina alabándolo por la astucia con la que procedió.
La parábola termina con la recomendación de ganarse amigos con el dinero injusto.
La reflexión de Jesús continua abriendo las fronteras de la fidelidad que no se limitan solo al dinero sino que abarca todo lo que es la vida de la persona y en donde está presente la condición egoísta del hombre que en su entraña nos sitúa por encima de toda justicia y libertad. Es ahí a donde Jesús quiere llegar. Hay que romper con esa dinámica que es la que desbarata toda relación fraternal, transparente y generosa y la que a su vez, nos cierra en un circulo cada vez mas estrecho queriendo salvar el yo. Por otro lado, sabemos que no nos salvamos a nosotros mismos, sino que es don y gracia y por tanto hay que salir de ese circulo mirando horizontes nuevos que llevan al encuentro fraternal, fidelidad a Dios y a la vida y a la alegría inmensa de saber que el Es y está y que se hace presente y lo podemos encontrar en ese camino por el que transitamos con los hermanos en donde estamos llamados e invitados a ser imagen de Dios.
De esta forma Jesús enseña a los discípulos. Ellos van a ser pregoneros de la misericordia, del amor y el perdón de Dios que son gratuitos, liberadores y que están orientados a despertar en el hombre generosidad y fidelidad en todos los aspectos de la vida. Todo ello esta apuntando a crear relaciones fraternas y si en los mensajeros no se vive el mensaje si la fidelidad no está presente, va a suceder que se predica todo lo contrario de lo que se pretende y la imagen de Dios se ve empañada y los hombres y mujeres que buscan Dios terminan por desconfiar y también, si no por abandonar la fe, si por enfriar la relación con Dios. Lo que los anunciadores hagan y digan con su comportamiento con los hombres es de alguna manera proyectado por estos en la imagen de Dios y por eso Jesús advierte y trata de prevenir.
A tener claro a quien queremos servir si a Dios o al dinero. Ese es el eterno dilema.Pensar que servir a Dios supone y significa servir a los hombres, estar cerca de ellos y que servir al dinero conlleva aprovecharse de los hombres estando también cerca de ellos, pero desde otra óptica .
¡¡Feliz día del Señor!!
José Rodríguez Díaz
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