sábado, 10 de septiembre de 2022

LA PALABRA DEL DOMINGO. DOMINGO XXIV DEL TIEMPO ORDINARIO . CICLO C.

LA  ALEGRÍA DEL ENCUENTRO



 La reflexión de este domingo  nos viene dada por la actitud de los  fariseos y los letrados que critican a Jesús porque  acoge, ellos mismos lo dicen,  a publicanos y pecadores y le critican. Acoger va mas allá  de un simple saludo. Acoger es interesarse por alguien o algo y hacer propia  la situación  en  que vive el otro, es mostrarse solidario y tender la mano en lo que haga falta, es cobijar y dar esperanza... Pues bien, esto es lo que hace Jesús con los  que se piensa que no tienen derecho Dios abriéndoles una puerta a la esperanza. Esperanza que han perdido o están en vías de ello y muchas veces a causa de la condena de los hombres y no precisamente de Dios que lo que quiere es que el pecador se convierta, cambie de vida y se salve. Esa es  la misión y el objetivo de Jesús, que a su vez se ve obligado a justificar ante los que le critican por esa forma de actuar con un gesto  impresionante de misericordia y paciencia recurriendo a las parábolas, a la enseñanza reflexiva. 

 El texto con la parábola de la "oveja  encontrada",  "la moneda perdida" y del " hijo que vuelve a casa" es  eso, un  alarde de la misericordia, piedad y compasión de Jesús hacia aquellos que no  comprenden su forma de actuar y que se sienten, en el fondo , dolidos por la dedicación que presta a los desarraigados, los marginales, según ellos, de Dios.

Es  sintomático que Jesús no inicia las Parábolas diciendo aquello  de "El Reino de Dios se parece a"  sino que va directo al grano y les pone como  actores que han de actuar, en situaciones parecidas, les, digamos, que compromete con la acción de los protagonistas de las parábolas, con sus intereses. Salvar la oveja, encontrar la moneda, recuperar al hijo,  cosas muy de la vida, que se dan en la vida y que de alguna forma u otra, mas tarde o temprano,  viviremos con situaciones similares. Les  hace actores de la trama  y de la decisión que se debe tomar. ¿ Tu que harías ? es la pregunta que está en el fondo de todo ello.

De esta forma Jesús tiende su  salvación a unos y a otros, a unos para volver a la casa del Padre y a otros para recuperarse en lo perdido  y a todos en  un ir mas allá de las fronteras mentales que nos bloquean haciendo que perdamos perspectivas de futuro, humanidad, solidaridad, conciencia de un destino común, cuando replegamos a  Dios a nuestras vanidades sin darnos cuenta de que es mas, mucho mas lo que nos ofrece que lo que nosotros pensamos que es.

    A tener presente que la alegría está en haber encontrado y eso es lo que Jesús nos propone: encontrarnos con  el Padre desde y con los otros, desde lo cotidiano que se  vuelve trascendental cuando dejamos que Dios Sea.

¡¡Feliz día del Señor!!

José Rodríguez Díaz





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