¿ DONDE NUESTRA SEGURIDAD ?
Ni el riesgo, ni la inseguridad o el miedo están ausentes de nuestra fe , nuestra barca, la iglesia y con ella nuestra vida, están en el mar de la existencia y sucede que, mas tarde o temprano y muchas veces de forma inesperada, se presenta la tormenta... Desaparecen las seguridades y con frecuencia nos sentimos perdidos y a la deriva Esto forma parte de la condición humana, no tenemos en nuestras manos el control de los tiempo, los momentos, las circunstancias.
Esto se agrava cuando lo que queremos vivir forma parte de nuestra dimensión trascendente, lo espiritual, que en cierto modo se sostiene en una experiencia que no es del todo manejable y por tanto y en cierto modo, también incontrolable. Necesitamos por nuestra propia condición seguridades, valga la redundancia, seguras y en cierto modo acomodadas a nuestros deseos. Creer lleva consigo todo lo que hemos dicho y ante ese deseo o necesidad de seguridades seguras desde lo humano, se desvanece todo lo que en otros momentos hemos querido alcanzar intentando trascender y olvidando a veces y con frecuencia, nuestra condición de indigencia y dependencia relacionar con lo creado. Lo nuestro es lo humano que, en cierto modo, está a merced y sufre, lo espacio temporal.El texto de hoy nos hace caer en la cuenta de que esto es así. Pensamos que con tener a Jesús, a Dios en nuestra vida, nada nos va a suceder, y no.Por tanto, se precisa acudir al Señor en toda circunstancia, por supuesto, pero sobre todo cuando el miedo atenaza nuestra existencia poniéndola en peligro.. Jesús va en la barca, en la iglesia y el es el que es capaz de hacer que la tormenta cese y que la barca pueda continuar su rumbo, pero hace falta que acudamos, que le despertemos del letargo al que le hemos sometido en medio de nosotros.
Terminamos con lo que Jesús dice a los de la barca una vez que todo ha vuelto a la normalidad :"¿ Por qué sois tan cobardes ?¿ Aún no tenéis fe? "
¡¡Feliz día del Señor!!
José rodríguez Díaz.
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