jueves, 1 de abril de 2021

JUEVES SANTO: EL AMOR FRATERNO



 El año treinta y tres de nuestra era, en Jerusalén, durante las fiestas de la pascua Judía, Jesús, como buen judío, se reúne, ya en los  últimos días de su vida, el lo sabia, con los suyos, a celebrar la Cena de Pascua. Acontece que aquella Cena se convierte en algo muy especial pues sobrepasa la celebración de un acontecimiento histórico para convertirse  en algo que trasciende  lo espacio temporal y queda en la historia como  memorial de  entrega y salvación para todos los hombres. Se produce la entrega definitiva de Dios a los hombres en una Nueva Alianza desde una cercanía  única en servicio y disponibilidad con un amor tierno y  definitivamente entregado. Es la Ultima Cena  con la que Jesús entrega su amor y pide  a los suyos que hagan lo mismo.

Ya, a partir de ese momento, los que seguimos a Jesús no podemos prescindir de encontrarnos  y celebrar en comunión  y junto al Maestro, trayendo  al presente, cada vez que lo hacemos, aquel momento, memorial de su entrega, de Nueva Alianza, cuyo  núcleo central y dinámico fue es y será, el amor  sin condiciones: día del amor fraterno.

Hay una invitación : tomad, esto es mi cuerpo. Un encargo: háganlo en memoria mía. Un mandato: ámense como yo les amo.

 Desde entonces ya , sabemos no podemos vivir sin ello, porque es ahí donde la comunión  tanto con Jesús  como con los hermanos se fragua,  crece y  se expande por el mundo entero. La iglesia  encuentra su  fuerza  y razón en la Eucaristía  celebrada como memorial, para ser testigo y ante cualquier circunstancia de la vida,  de que el amor es mas fuerte que la muerte, de que el amor  es lo que salvará al mundo, de que el amor es, en definitiva, lo que da sentido  a la existencia del hombre, sabiendo que ese amor no es  ni mas ni menos que la presencia de Dios, Dios mismo, que se derrama cada día en el mundo desde y con el esfuerzo, la entrega, las penas o alegrías, que  conforma la existencia del hombre, de todo hombre.

La Iglesia, toda ella,  nacida para  servir  en y desde el amor... La iglesia alimentada por el amor... La iglesia  llamada a la entrega  por amor... Así nos lo dijo el Maestro, así nos lo pidió y así debemos hacerlo.

 La Iglesia nace desde las entrañas de su maestro  por puro  amor entregado  y no puede, no debe olvidar, su  lugar de nacimiento. Ahí su ministerio, su ser sacerdotal. Los cristianos, los de Cristo, no podemos obviar, a pesar de las dificultades que puedan existir, de donde venimos  y  cual es nuestra meta. Lo nuestro  fue, es y  será  el amor . Siempre el amor en el tu a tu, en la cercanía...en el servicio.

¡¡Feliz día del amor fraterno !!


José Rodríguez Díaz


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