DOMINGO XXX DEL TIEMPO ORDINARIO.
CICLO A.
Mt. 22,34-40
LAS DOS DIMENSIONES DEL AMOR
En el texto del evangelio de este domingo nos encontramos que los fariseos no cesan de intentar dejar a Jesús en ridículo y en esta ocasión le preguntan por el mandamiento principal de la Ley. Es una pregunta con trampa, importante y decisoria. Si responde con solo lo que está escrito, aquello de amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, etc, le tacharan de insolidario y de verticalismo, pero si responde que lo mas importante es solo amar a los otros, de horizontalismo. Jesús responde con lo que está escrito, sin dejar atrás ni una sola coma, pero añade lo del prójimo, no solo es verticalidad el amor de Dios, también es horizontalidad y añade que en esta doble dimensión del mandamiento principal se sustentas la Ley entera y los Profetas.
Esto nos está diciendo que no podemos refugiarnos en el amor de Dios en exclusiva. Este amor tiene otra cara: el prójimo.A Dios, a veces, no cuesta amar: no se le ve. Pero al prójimos sí es difícil amarlo; el prójimo nos necesita, nos molesta, nos inquieta; hasta podemos tener motivos razonables para no amarlo, porque es enemigo. Por eso hemos de recordar y meternos bien en la cabeza que no hay mas que un solo amor con dos vertientes: Dios y el hermano. No ama a Dios quien no ama al hermano.
Si amamos con autenticidad y plenitud al prójimo, estamos saliendo de nosotros mismos " con toda el alma", " con todo el ser"; tan totalmente, que nos estamos identificando con ese Horizonte inabarcable que nos trasciende y al que nos abrimos en despojo total.
E inversamente.Si es auténtico nuestro amor a Dios, tendrá que manifestarse inevitablemente en el amor a sus imágenes vivas.
El Dios de la alianza no sólo quiere la fiel correspondencia y el amor de una alianza vertical del pueblo , de nosotros, con el. Exige también la dimensión horizontal de su alianza. Que los miembros de esa alianza se respeten y se amen entre sí.
Esto, ¿ cómo hacerlo ? ¿ donde está la norma y guía? Jesús mismo nos da la respuesta en las bienaventuranzas que no dejan de ser una forma de explayar los mandamientos de la Ley de Dios.
¡¡ Feliz día del Señor !!
José Rodríguez Díaz.
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