DOMINGO VII DEL TIEMPO ORDINARIO . CICLO A.
PROMESA DE PLENITUD
El texto del evangelio de este domingo nos sitúa ante la despedida de Jesús de los suyos. El sabe bien que van a sentirse mal y ante la posibilidad de que piensen que les ha abandonado, les habla y les habla al corazón, diciéndoles que no, que no piensen eso, que el no les abandona ni les abandonará y que además, pedirá al Padre y les enviará, alguien que les defienda ante los embates del mal, tanto interiores como los que vengan del exterior.
También les invita, recomiendo a insta, a saber guardar y permanece en el amor que juntos han descubierto y compartido. Ahora es el tiempo de demostrar si de verdad le queremos y hasta donde llega nuestro amor y eso lo conseguimos, nos dice, guardando sus mandamientos, guardando su palabra y su memoria, de forma viva y eficaz, en el corazón y trasladandola a la vida de cada día. Es ahí donde van a surgir los conflictos y los problemas y la tentación del olvido. Por eso les habla, les dice y promete el Espíritu Santo.
Vosotros conmigo y yo con vosotros y así, el amor irá cuajando a lo largo de los tiempos y también sabremos del amor del Padre. Sabemos que Dios nos ama y que se nos sigue manifestando en lo cotidiano y todo ello como derivación del amor de Jesús al Padre que se derrama en cada uno de nosotros. Este el es misterio del amor inconmensurable entre el Padre y el Hijo y que remansa en nosotros como ola que llega a la orilla bañando y renovando la playa.
Este es el culmen del proyecto salvador realizado en favor nuestro, desde el Dios Trinitario, que ya estamos llamados a vivir aunque no en plenitud. Llegará un día en que sí será una auténtica, novedosa y maravillosa realidad, en donde no nos perderemos en el misterio de Dios, quedando disminuidos, sino que nos realizaremos totalmente como suyos en el , pero sin diluirnos, siendo nosotros mismos.
¡¡FELIZ DÍA DEL SEÑOR!!
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