DOMINGO CUARTO DE PASCUA. CICLO A.
DOMINGO DE EL BUEN PASTOR .
El texto del evangelio de este domingo termina con la promesa de Jesús de darnos vida en abundancia, ha venido para eso, nos dice.
Pero antes nos ha invitado a aceptarle, a dejarnos conducir por El que, como buen pastor, se cuida y preocupa de su rebaño procurando que no le falte nada.
Dejarnos conducir por el Señor. Ahí es donde pienso que está nuestro"talón de Aquiles". Es ahí donde nos jugamos todo. Dejarnos conducir por el Señor significa que muchas veces hemos de aprender a posponer nuestros propios deseos y proyectos aún siendo buenos y positivos.
Es estar al tanto de su palabra, de sus insinuaciones. Es querer buscarle es la realidad de cada día. Significa y supone abandono total y confiado. Es saber reconocer su palabra en medio de tantas llamadas que se nos ofrecen a lo largo de las jornadas que van conformando nuestra vida cotidiana.
Jesús, usando esta imagen del Buen Pastor, nos está queriendo decir que nunca nos va a abandonar, pase lo que pase, que nunca nos va a faltar su asistencia, el consuelo de su presencia y su palabra.
Llamados e invitados a ser de los suyos pone en nuestras manos la gran promesa de la vida eterna. El va delante, conociéndonos y llamándonos por nuestro nombre.
Aprendiendo de esta su solicitud por todos y cada uno de nosotros, estamos llamado a imitarle. No somos el buen pastor, pero si los que el envía para reunirle el rebaño que ha de seguirle y enseñarle a reconocer la voz de su llamada.
Felíz día del Señor.
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