sábado, 3 de mayo de 2014

LA PALABRA DEL DOMINGO

DOMINGO TERCERO DE PASCUA CICLO A.
 
DEL DESENCANTO A LA ESPERANZA
El texto del evangelio de este domingo  es conocido como el de los discípulos de Emaús, aquellos que desencantados se volvían a su pueblo después de haber visto todo lo que sucedio en Jerusalén y de sentir que sus ilusiones se venían por los suelos:el profeta de Nazaret no había cumplido con las espectativas que que ellos habían puesto en el  y esto les  llevó a dejarlo todo.




 Hay que volver  al sitio de donde salimos, a lo de siempre. Todo quedó en un " mi gozo en un pozo"
 Esta era la conversación que llevaban por el camino hasta que se les une alguien que les va a abrir el entendimiento. Ese alguien acepta  la oferta de hospedarse con ellos  porque la tarde iba de caída y la noche se venia encima. 
Alrededor de la mesa se les termina por abrir el conocimiento y empiezan a comprender y a descubrir que la conversación que traían por el camino no se ajustaba a la realidad.
 Han de volver con los hermanos a contar lo que les ha sucedido y así lo hacen.
Esto me trae a la mente tantos momentos vividos, si no iguales, si parecidos, en los que uno se desencanta porque las cosas no son como y cuando se quiere, el desánimo hace mella y es mejor volver a casa y dejarse de palabras que no llevan a nada,según nosotros. Palabras de las que nos hemos fiado y que parece que el viento se llevó.
 Tenemos que aprender que nuestro tiempo no es el de Dios y que la historia de la salvación no la hacemos nosotros, estamos en ella, es para nuestro bien, pero quien la dirige es el mismo Señor. Esta es, creo, una de las claves que no podemos olvidar a la hora de vivir en fe, en la Iglesia. Hay que aprender a fiarse de Dios y saber esperar en El.
Lo gracioso es que  todo esto lo sabemos, pero no lo dejamos entrar en nuestra mollera, no lo asumimos y siempre andamos con nuestros proyectos, nuestras prisas y no se cuantas cosas mas, que terminan por desilusionarnos cuando no se cumplen cómo y cuando queremos.  Y, ¿de quien es la culpa? pues de quien va a ser, de Dios, porque  no hace lo que nosotros queremos que haga  y mira que se lo pedimos. ¡Gracias que Dios no se deja chantajear y no nos hace caso!
 Y como no se deja chantajear y no nos hace caso y lo que nosotros queremos no sale adelante, y como la culpa no es nuestra...  abandonamos  y ahí está el buen Dios  haciendo lo mismo que hizo Jesús con los de Emaúas, siempre volviendo a empezar, imagino que con la esperanza de que un día y de una vez por todas, no intentemos  manejarle a nuestro antojo.
El desencanto no tiene cabida en la vida de fe. Sí hemos de  dejarle todo el espacio a la esperanza y a la confianza. Es la única forma, haciendo lo que sabemes que hemos de hacer, de que Dios realice la obra de la salvación  en la Iglesia y desde la Iglesia.
¡Feliz día del Señor !

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