viernes, 18 de abril de 2014

VIERNES SANTO

EL AMOR ENTRE LA MUERTE Y LA VIDA
 Hoy es Viernes Santo. Día en que Jesús muere en la cruz  en medio de dos ladrones y a la vista de todo el pueblo. Su muerte se convirtió en un espectáculo y fue motivo de burla y escarnio por aquellos que  la buscaron  y que  no les importó reconocerce culpables diciendo lo de "que su sangre caiga sobre nosotros y  sobre nuestros hijos".
 Efectivamente,  así fue y sigue siendo, pero no desde la intención que fue pronunciada: una forma de reconocerse culpables y de desafiar a Dios, sino desde la misericordia de Dios y como sangre que hace germinar  vida nueva.  Y así, esa sangre vertida por nosotros es señal de consuelo y esperanza, para todos, como lo fué  también para aquellos que  desde la ignorancia - "No saben lo que hacen"- y cegados por  la ira  la pronunciaron en su día: Dios no se arredra ante el desafío del hombre y cambia sus planes de salvación, va a seguir hacia adelante, hasta el final, sin mover un ápice su postura y su mano tendida: " Hoy estarás conmigo en el paraíso".
Jesús muere como un blasfemo a las afuera de la ciudad santa, no podía ser,  según la tradición, que fuera dentro de su recinto, eso Dios no lo consentía según ellos entendían...
 De esta forma  muriendo  fuera del ámbito sagrado consagra el mundo entero, el mundo  recibe la muerte de Cristo, injusta, pero  no por ello menos salvadora y regeneradora de vida nueva. Esta muerte  santifica todo lo profano, y anula la fuerza de todo lo que se opone a Dios y levanta bandera: La cruz, como estandarte de reconciliación  desde la vida entregada y perdonando, perdonando hasta el final: " miren el árbol de la cruz donde ha sido clavada la salvación del mundo". Y los soldados  que estaban al pie de ella viendo como moría cosido con tres clavos a dos palos, dijeron: "realmente este era Hijo de Dios
 No falta en  esta tragedia  del que todos son protagonistas, ráfagas de misericordia, de  consuelo, de esperanza, aunque, por ahora, el  deseo de quitarle la vida pueda mas.
 Jesús cargando con su cruz  caminó al lugar de la ejecución - como cordero llevado al matadero -
 Solo una persona, una mujer , según la tradición, se acercó hasta el desafiando  a la gente y a los soldados, para aliviarle en su dolor, limpiándole el rostro y, así, pudiera llegar con dignidad hasta el lugar de la muerte, hasta el final
 En el fondo  de todo  está la verdad del ladrón que proclama que  en realidad el no ha hecho nada, confrontada con la desidia de Pilato. El ocultamiento de los suyos, frente el encuentro con su madre. Las mujeres que lloran, frente a los que le insultan.  La ayuda forzada del de Cirene, ante la  valentía de Nicodemo y José de Arimatea. La esponja empapada en vinagre, ante el " no decía que era Hijo de Dios, pues que venga Dios y lo salve" .
 Todo todo ello nos está remitiendo a que aunque parezca que este es el fín, hay una luz que se  va a ir abriendo paso, una luz de esperanza para el mundo. La muerte, esta muerte, cualquier muerte de hoy, no puede ser  el fracaso ni del hombre ni de Dios en la historia, porque el amor y el amor de Dios por nosotros, aún en los momentos mas oscuros de  la existencia humana, es quien tendrá la última palabra.
Esto es lo que nosotros, como Iglesia de Jesús, estamos llamados a llevar hacia adelante para poder decir, siempre y en todo momento: " Padre, en tus manos entrego mi vida"

 

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