TODOS SOMOS DE TODOS.
De nuevo nos encontramos en este domingo con el profeta Amós ( Am. 6,1. 4-7 ) que sigue solicitando al pueblo que viva como pueblo de la alianza, como pueblo de Dios, en donde nadie es mejor o mayor que nadie, en donde los pobres han de ser socorridos en sus necesidades, en donde nadie es forastero. El que tiene mas ha de compartir con el que tiene menos. Hay que ser compasivos y cercanos, aliviando las necesidades de los mas frágiles, sin aprovecharse de la situación, sin desprecio ni humillación, acogiendo y consolando. Si esto no es así, les dice, el Señor les retirará su favor y aunque acudan al templo invocándole ante el peligro de los invasores, su súplicas no serán atendidas, no se les escuchará ni se les mirará, lo mismo que ellos hacen con los hermanos. Con la división y el resentimiento que provocan con sus actitudes egoísta y altanera ellos mismos se están buscando la propia ruina. Hay que cambiar, les dice el profeta.La segunda lectura sigue siendo de la primera de Pablo a Timoteo ( 1a Tim. 6,11-16 ) y en donde Pablo marca, lo mismo que el profeta aunque desde otra perspectiva, la diferencia. Le llama "Siervo Dios” y como tal le invita a practicar el bien desde la justicia, la religión, la fe, el amor, la paciencia, la delicadeza y le recomienda que luche por la fe, que no se deje ganar por la apatía, las nuevas doctrinas o la duda. Le recomienda que “ Combate el buen combate de la fe”. Ese buen combate pasa por lo que le ha dicho anteriormente. Además, le recuerda que la vida eterna a la que todos somos llamados, hay que conquistarla en el día a día, en la relación con los otros, manteniendo el corazón y los deseos en el Señor, no dejándose ganar por la codicia, el afán de dinero, la injusticia o el placer; le insiste en guardar el mandamiento sin mancha ni reproche: Se fiel a Cristo Jesús en el servicio a los hermanos y no andes en el miedo, la soberbia, el aprovechamiento o en el desprecio. Nuestra fuerza ha de ser el Señor y es por todo eso que Pablo inicia esta parte del texto llamándole “ Siervo de Dios ” pues con ello trata de recordarle y ayudarle a mantenerse en la dedicación al ministerio, en la misión desde el servicio y en la fidelidad como hijo y ministro del Señor.
El texto del evangelio ( Luc. 16,19-31 ) es una parábola que Jesús cuenta a los fariseos con la que intenta se den cuenta de lo importante que es la cercana misericordia que es solícita en cubrir las necesidades de los demás que son los que están en las pupilas de Dios y de quien el va a ser su defensor y protector; si ellos no lo hacen El lo hará quitándoles y dándole a los necesitado. Además les dice que no se piensen que una vez esto ocurra van a poder ganarse el favor de Dios mientras sigan alimentando esa actitud de desprecio de los más débiles creyendo que por que son débiles han de estar a su servicio. No, les dice. En la casa del Padre no hay fuertes y débiles, lo que hay es amor y el amor no hace distingos ni pone a nadie ni por encima ni por debajo. Todos son iguales a los ojos de Dios. De lo que se trata, les dice Jesús y nos dice, es de que asumamos la tarea de preocuparnos de los demás en sus necesidades. Es así como todos y cada uno desde su particularidad, podremos alabar y reconocer la misericordia de Dios que nos salva cumpliendo con su alianza porque nos sentimos protegidos y cuidados por ese amor que es El mismo y que se deja caer en el corazón de los hermanos para que nosotros encontremos el alivio en nuestros dolores, el bálsamo de nuestras heridas y la luz en nuestras oscuridades.
Todos somos y conformamos el Pueblo de Dios sin distingos ni diferencias, conformados como pueblo de la Alianza. Todos somos de todos porque Dios es de y para todos.¡¡Feliz día del Señor !!
José Rodríguez Díaz



















