El Pontífice ha continuado el ciclo de catequesis jubilares sobre el tema ‘Jesucristo, nuestra esperanza’ iniciado por Francisco y ha recordado que “la palabra de Jesús es para todos, pero actúa en cada uno de manera diferente”. Del mismo modo, ha echado mano incluso de Van Gogh para invitar a los fieles a “no quedarnos en las apariencias”.
La parábola del sembrador
Meditando sobre las parábolas de Jesús, se ha detenido en la del sembrador (cf. Mt 13,1-17), parábola de parábolas. “La parábola del sembrador habla precisamente de la dinámica de la palabra de Dios y de los efectos que produce. De hecho, cada palabra del Evangelio es como una semilla que se arroja al terreno de nuestra vida”, ha reconocido.
Y ha continuado: “Al principio, vemos a Jesús que sale de su casa y se reúne a su alrededor una gran multitud. Su palabra fascina y despierta la curiosidad. Entre la gente hay, evidentemente, muchas situaciones diferentes. Un sembrador, bastante original, sale a sembrar, pero no se preocupa de dónde cae la semilla. La arroja incluso donde es improbable que dé fruto: en el camino, entre las piedras, entre los espinos. Esta actitud sorprende a los oyentes y los lleva a preguntarse: ¿por qué?”.
Según sus palabras, “la forma en que este sembrador ‘derrochador’ arroja la semilla es una imagen de la forma en que Dios nos ama. Es cierto que el destino de la semilla depende también de la forma en que la acoge el terreno y de la situación en que se encuentra, pero ante todo, con esta parábola, Jesús nos dice que Dios arroja la semilla de su palabra sobre todo tipo de terreno, es decir, en cualquier situación en la que nos encontremos
Recuerdo a Van Gogh
En el mismo sentido, ha aseverado: “Dios confía y espera que tarde o temprano la semilla florezca. Él nos ama así: no espera a que seamos el mejor terreno, siempre nos da generosamente su palabra. Quizás precisamente al ver que Él confía en nosotros, nazca en nosotros el deseo de ser un terreno mejor. Esta es la esperanza, fundada sobre la roca de la generosidad y la misericordia de Dios”.
Al contar cómo la semilla da fruto, “Jesús también está hablando de su vida. Jesús es la Palabra, es la Semilla. Y la semilla, para dar fruto, debe morir. Entonces, esta parábola nos dice que Dios está dispuesto a ‘desperdiciarse’ por nosotros y que Jesús está dispuesto a morir para transformar nuestra vida”, ha añadido.
En este punto, ha recordado un cuadro de Van Gogh: ‘El sembrador al atardecer’. “Esa imagen del sembrador bajo el sol abrasador me habla también del esfuerzo del campesino. Y me llama la atención que, detrás del sembrador, Van Gogh haya representado el trigo ya maduro. Me parece una imagen de esperanza: de una forma u otra, la semilla ha dado fruto. No sabemos muy bien cómo, pero es así”, ha recalcado.
Antes de concluir su alocución, León XIV ha lanzado una pregunta: “¿En qué situación de la vida nos alcanza hoy la palabra de Dios?”. Luego, ha pedido al Señor “la gracia de acoger siempre esta semilla que es su palabra. Y si nos damos cuenta de que no somos terreno fértil, no nos desanimemos, sino pidámosle que siga trabajando en nosotros para convertirnos en terreno mejor”.
Con el corazón en Gaza
Al término de la audiencia, León XIV ha pedido a los cristianos “sembrar la esperanza y construir la paz” en medio de un mundo “dividido y herido por el odio y la guerra”. Precisamente ha citado la situación en Gaza: “Es preocupante. Repito una vez más que es necesario dejar que la ayuda humanitaria llegue a toda la población y, especialmente, a los niños, ancianos y enfermos”.
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