Para que «la paz se difunda, emplearé todos los esfuerzos» y la Santa Sede está a disposición «para que los enemigos se encuentren y se miren a los ojos, para que a los pueblos se les devuelva la esperanza y se les dé la dignidad que merecen, la dignidad de la paz». Este es el mensaje de cercanía y aliento que León XIV dirigió a los fieles y representantes de las Iglesias orientales, en una audiencia celebrada esta mañana, 14 de mayo, en el Aula Pablo VI. «Me alegra encontrarles y dedicar a los fieles orientales uno de los primeros encuentros de mi pontificado», dijo el Papa a la multitud reunida en Roma con motivo del Jubileo dedicado a ellos, que se celebra del 12 al 14 de mayo.
En su discurso, el Pontífice llamó a los líderes de los pueblos al diálogo para que «callen las armas», recordando los conflictos que afectan muchas de las regiones de las que proceden estos fieles: «de Tierra Santa a Ucrania, del Líbano a Siria, de Oriente Medio a Tigray y el Cáucaso, ¡cuánta violencia!». A pesar de estos difíciles contextos, llamó a los cristianos de las Iglesias orientales a seguir «brillando por la fe, la esperanza y la caridad», porque son «preciosos» para la Iglesia.
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