VOLVER A GALILEA
El texto del evangelio de este domingo es de San Juan ( 21,1-19) en donde el evangelista nos lleva hasta Galilea , allí donde dodo empezó , donde el primer encuentro y el primer amor. Allí donde Jesús prometió a los discípulos que les haría pescadores de hombres. Ya han pasado tres años, no son los mismo hombres, han llegado de vuelta de Jerusalén con el corazón cargado de experiencias, sensaciones, palabras, gestos y esperan al Maestro según el les había dicho. Están en la faena, en lo de siempre, en lo que saben hacer: la pesca. No consiguen recabar nada y de repente un extraño desde la orilla, les pregunta por el éxito de la empresa y ante la respuesta negativa les dice que lo intenten por la derecha; es Juan quien de inmediato se percata quien es ese desconocido y Pedro que lo oye se lanza al mar queriendo llegar el primero a la orilla. Al desembarcar encuentran que Jesús ha encendido fuego, les tiene algo preparado para comer y les invita a que traigan de lo que ellos han logrado pescar.
Después de la comida se produce el momento del corazón; la cercanía en la que Jesús invita a Pedro a resarciese de sus tres negaciones con otras tres preguntas que quieren respuesta concreta y sin rodeos; a cada una de ellas Jesús invita a Pedro a volcarse en el cuidado de los débiles -los corderos, las ovejas - . Eso es lo que quiero de ti, ese es el amor que de ti espero. Cuida de tus hermanos que son míos. Eso es ser pescador de hombres... En eso consiste el sígueme.
Juan nos invita con este pasaje a volver nosotros también a Galilea, al momento de nuestro encuentro con el Señor, a recuperar aquel amor primero, aquella primera ilusión, aquellos momentos en que nos sentíamos tan felices y en donde todo nos importaba nada con tal de seguir al Señor. .
Los días han ido pasando, nosotros ya no somos los mismos, pero Jesús sigue estando ahí, a la orilla de nuestro lago invitándonos, ofreciéndonos la comida, preocupándose por lo nuestro y tratando de que nosotros nos demos cuenta de hasta donde se puede llegar con el amor cuando damos mas importancia a lo que hay en el corazón, en el otro, que a nuestro propio pecado.
Volver a Galilea, si, al reencuentro con el Señor para sentir el calor de su presencia, la fuerza de su palabra, la certeza de su presencia y la generosidad de su entrega que han de ser alimentos necesarios para nuestra vida de cristianos.
¡¡Feliz día del Señor!!
José Rodríguez Díaz
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