sábado, 18 de noviembre de 2023

LA PALABRA DEL DOMINGO . DOMINGO XXXIII DEL TIEMPO ORDINARIO . CICLO A

A PESAR DE LAS OSCURIDADES

En este domingo el  texto de la Palabra que se nos ofrece para reflexionar sigue siendo, como no puede ser de otra forma, de San Mateo. Leemos en el capítulo 25 en donde Jesús habla a los discípulos  sobre la  fidelidad en el trabajo con la parábola de los talentos. Como preámbulo tenemos  en la primera lectura  que es del libro de los Proverbios, el elogio a la mujer, madre de familia, que se ocupa de que  todo en casa  funciones  y  que no anda ociosa.

De todos es conocida esta parábola de los talentos: el amo que se va de viaje poniendo en manos de sus empleados sus bienes y según sus capacidades, para que los hagan fructificar. Es una forma de advertirles de que no estén ociosos, de que  hagan valer  allí donde estén y con lo que cuentan, las riqueza que han recibido. No se nos escapa que Jesús les está hablando del Reino. Reino que  pide esfuerzo, trabajo, dedicación y cariño, entrega y  que hay que hacer visible en en el mundo, en la vida de los hombres.

Es un invitar a estar alerta, a no dejarse engañar, a no ser negligente, es un ayudarles a reconsiderar que el Reino exige y pide  dedicación, entrega, riesgo. El miedo  y la prudencia excesiva no tienen cabida en este servicio  que el Señor pide  y para lo que da a cada uno según sus capacidades, de forma que puedan llevar adelante la empresa que se les encomienda.

El amo  no va a estar,  se va,  pero encarga a los suyos aumentar su riqueza poniendo en juego los dones recibidos.

Vendrá y  pedirá cuentas y dará a cada cual , además  de su reconocimiento con el elogio de su fidelidad, según lo  fructificado.

Es una llamada al esfuerzo fiel en el  servicio al Señor prolongando su presencia en la ausencia.

Y ese es nuestro trabajo, ahí está nuestra labor, no caben miedos y perezas, se hace necesario ponerse manos a la obra y cada cual desde donde está, con lo que ha recibido y desde el momento que le toque vivir. 

La iglesia está llamada a servir, a servir a su Señor  y sabemos que ese servicio pasa por el cada día. por el encuentro con el otro y  desde la misericordia, la fidelidad y la transparencia. No es tiempo para andar con miedos  y siendo ociosos, es tiempo de poner en juego lo que hemos recibido  y no de esconderlo, es tiempo de anuncio y de valentía, de  amor y  solidaridad, de compartir y de fidelidad al Señor en los hombres y mujeres que buscan y no encuentran, que  estan tristes, que sufren o están alegres, porque todo, todo, le interesa al Señor , porque su reino ya está  y hay que hacerlo patente en el devenir de los días  aunque nos parezca que la tiniebla del mal lo oscurezca. La victoria es del Señor  y siendo del Señor, también es nuestra.


No dejemos que nada ni nadie nos robe el amor de Dios que ha sido derramado en nuestros corazones de forma que andemos como hombres y mujeres sin esperanza, tristes o  acomplejados. Lo nuestro es la esperanza y esa certeza  de que el Señor vendrá y llevará a  éxito nuestro  trabajo y nuestro esfuerzo. 

 ¡¡Feliz día del Señor!! 

José Rodríguez Díaz  



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