LA SALVACIÓN NO SE IMPROVISA.
El texto del evangelio de este domingo lo encontramos en San Mateo y mas concretamente en el capítulo 25 en donde Jesús habla del Reino de los los cielos a sus discípulos y lo hace con una parábola que nos resulta, de entrada, como un cuento para niños pero que indudablemente tiene su hondura.
Lo que a fin de cuentas viene Jesús a decirle a los que están con el es que lo del Reino de los cielos, lo de la salvación, no es algo que se improvisa en un "de aquí para allá" , sino que requiere preparación y disposición. Total, que si queremos estar en ello no podemos dejarnos llevar por el "mañana lo haré " porque cuando mas tranquilos estemos, y esto suele suceder, vamos a tener que encender la lampara y nos va a faltar el aceite por que falló la precaución de proveerla, de revisar la lámpara con tiempo, que lo había, ese tiempo de la espera , que a veces malgastamos en cosas banales dejando para " un ya lo haré " lo que es importante.
El texto termina reseñando el desconocimiento del novio con respecto a las doncellas que se habían ido a comprar el aceite, que estaban invitadas pero que no se encontraban donde y cuando debían: esperando al esposo, con su lámpara encendida y junto a las compañeras. Por su dejadez y abandono no son merecedoras de participar en la fiesta, por su falta de respeto al novio, por su pereza, se quedan fuera, por no tomarse en serio la misión que se les encomendó, se quedan sin la recompensa. ¿Será esto lo que nos puede suceder a nosotros también ? De seguro que si, porque si Jesús lo dice y lo advierte a los suyos y esos somos nosotros hoy, es porque puede suceder y ya sabemos que el no da palos en el aire así que, se trata de aplicarnos y revisar nuestra actitudes, nuestras opciones y todo lo que tiene que ver con la misión que se nos ha encomendado porque en ello va nuestra salvación.
Nuestra misión no es otra mas que saber esperar al Señor con nuestra lámpara encendida para que cuando llegue nos invite a pasar con el al banquete, pero mientras tanto no debemos descuidar, en esa espera, que nuestra lampara esté a punto.
¡ Feliz día del Señor!
José Rodríguez Díaz
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