EN Y DESDE NUESTRO QUEHACERES COTIDIANOS.
Nos encontramos en el texto del evangelio de este domingo que Jesús le habla a la gente advirtiéndoles de la necesidad de no olvidarse de Dios en su día a día, en su quehacer cotidiano. Sucede que con frecuencia los hombres y mujeres vamos dejando para otro momento el encuentro con Dios y no solo el encuentro, afinando un poco mas, diremos que la relación con Dios y para ello nos valen miles de excusas que somos capaces de inventar y terminar creyéndonoslas. Y es que la salvación preocupa, pero en muchas ocasiones no nos ocupa, cuando es así que no debe ser algo ajeno a lo que cada día llevamos a cabo, porque es que la salvación es la obra de Dios en nosotros que necesita de nuestra aceptación y cooperación. Necesitamos dejarnos salvar y ese dejarnos salvar pasa por la conciencia de nuestra debilidad y nuestra disponibilidad. Ahí es donde se realiza, en y desde nuestro quehaceres cotidianos. Ante la pregunta del número de los que se van a salvar que le hace alguien que debía estar escuchándole, Jesús reflexiona, diría que en voz alta, en donde la actitud del corazón en el día a día es la clave de todo. No es algo que se alcance de ahora para después, eso de la salvación, no, sino que hay que trabajarlo en el día a día y les propone obediencia, fidelidad, la palabra dicha, aprendida y escuchada... en un esfuerzo por hacerla realidad. A eso se refiere cuando habla de la puerta estrecha (Abrahán , Isaac, Jacob, los profetas...). Advierte que la salvación se gesta en íntima unión con Dios y que es algo que quiere alcanzar a todos, que es ofrecida a todos. Además en el inicio del texto se nos apunta que Jesús va camino de Jerusalén y todos ya sabemos lo que esto significa. Es importante que lo tengamos presente porque desde ahí nos damos cuenta de que Jesús no habla de memorieta, ni por hablar , sino que habla desde una realidad que a el también le atañe. El también sabe de puerta estrecha, de fidelidad y de día a día, en donde la presencia y comunión con el Padre es vital para poder cumplir con la misión que le ha sido encomendada y eso es lo que recomienda y lo que pide, cada uno desde lo concreto de su vida, a los que andan preocupados o no, por su propia salvación. La salvación no pasa por recomendaciones, sino por fidelidades y presencias.¡¡Feliz día del Señor!!
José Rodríguez Díaz
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