sábado, 13 de agosto de 2022

LA PALABRA DEL DOMINGO. DOMINGO XX DEL TIEMPO ORDINARIO. CICLO C.

NO PERDER EL ÁNIMO

 Los textos de  este domingo nos hablan de una de las realidades que con frecuencia conforma la vida del que anuncia la Palabra de Dios y que no se  puede evadir ni tampoco minimizar: el sufrimiento.

    No es  algo que  ha de buscar el anunciador, pero tampoco debe intentar evadirlo. El sufrimiento conforma, es parte del anuncio de la Palabra de Dios, porque es que resulta que  el anuncio que se hace  no va a gustar a todo el mundo, va a  poner en evidencia el bien y el mal. Interroga, pone  a las claras cual es la situación de hombres y las mujeres ante Dios y en relación  a la  vida.... el cada día... cual está siendo su respuesta... y esto no a todo el mundo le va a gustar, unos lo aceptarán otros no querrán oírlo  y otros erradicarlo  porque les pone en evidencia ante los demás  y es ahí donde  se cuaja la situación. No es que Dios lo quiera, no es que el anunciador lo busque por que sí, también es algo que no se  se puede eludir, porque llega y llega, normalmente, de manos de los poderosos, de los que viven de espaldas a la  vida, la transparencia y la trascendencia, de los que  no quieren aceptar a nadie por encima de ellos y por tanto y mucho menos a Dios. 

Y el anunciador no puede callar, su fidelidad le lleva a anunciar en todo lugar y hora y a todo  hombre. Y la palabra de Dios, muchas veces, duele porque nos  avoca al cambio, cambio que  en muchas de las ocasiones no queremos, no aceptamos porque significa  reconocer el equivoco, bajarnos de nuestras torpezas, reconocer a Dios como el único que nos salva y  empezar de nuevo... todo el mundo no está dispuesto a ellos y , es mas, se defienden pensando que es una  agresión  o intromisión, un querer robarles la libertad.

 Con frecuencia recordamos que Jesús  hace grandes promesas de paz y  da palabras de consuelo, si, es verdad, pero también y junto a ello, dice  que no siempre serán bien acogidos ni nuestro anuncio ni nuestra personas y que en muchas ocasiones estaremos en el punto de mira de los descontentos, de los que no  quieren aceptar o de los que  quieren manipular sirviendo a dos señores.

    Esto es una realidad que no nos debe escandalizar. Hemos de aceptarla y tenerla muy presente, para no tirar la toalla a la primera de cambio ni tampoco caer en la tentación de contemporizar agradando a los que nos escuchan, eso es peor que  callar y no  anunciar.

¡¡ Feliz día del Señor "

José Rodríguez Díaz

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