DESDE LA VOLUNTAD DE SERVICIO.
En los tiempos en que nos movemos aparece como una gran contradicción el que los cristianos sigamos proclamando a Jesús como Rey del Universo cuando es así que parece que los pueblos no son muy declives a tener ningún tipo de institución en donde alguien se visto y proclamado como tal. No obstante y nosotros lo sabemos, hay una gran diferencia entre lo uno y lo otro.
Nos centramos en las cualidades con las que se presenta la realeza de Jesús a nuestros ojos y al mundo. Para empezar decimos que su ser rey o su reino no son al estilo del de los hombres en donde unos mandan y otros obedecen, sino que antes bien, en la condición de realeza de Jesús y su reino lo que ha de predominar es el servir. Es el Rey el que obedece y sirve a los suyos, el que se preocupa directamente de cada uno, el que está al tanto. No es un reino de trono y fronteras, pues las únicas fronteras son las de nuestra libertad para aceptarlo o no y el trono es el corazón de cada uno en donde la Verdad de Dios ha de ser la que ilumine nuestra verdad. No hay ejércitos, bueno si, el ejercito que conformamos aquellos que habiendo aprendido de nuestro Rey estamos dispuestos a amar y entregar la vida por los demás como el ha hecho por nosotros, desde un servicio generoso y desinteresado. Mirando de reojo el prólogo del evangelio de San Juan descubrimos que nos habla de la palabra creadora que ya estaba junto al Padre y que toma condición humana identificándose con todo lo creado y desde ahí podemos entender su ser Rey del Universo, universo del cual la Palabra ha sido génesis y que se entrega en el y desde el, para que encuentre la glorificación total que fue agredida por la criatura a quien se le confió. Desde ahí la esperanza que se realiza de un hombre y mundo nuevo encuentra cabida y respaldo en la misma Palabra creadora que no es otra mas que nuestro Señor Jesucristo, Rey del Universo. Esto es lo que hoy celebramos.Reino de paz y justicia, reino de vida y verdad, reino de plenitud y esperanza firme. El garante de todo ello, no olvidemos, es el mismo Dios Trinitario que se nos muestra como Creador, Salvador y Santificador y que abajándose al hombre y al mundo, desde una total actitud de servicio y entrega, le devuelven su condición primera, que en Cristo, Dios y hombre verdadero, ya está en plenitud y de la que nosotros somos partícipes.
¡¡Feliz día del Señor !!
José Rodríguez Díaz
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