SIGNO DE NUESTRA ENTREGA PERSONAL
El texto del evangelio de este domingo nos presenta dos momentos que aparentemente no tienen nada que ver el uno con el otro, pero si, si que lo tiene. Jesús observando lo que sucede en el templo advierte a la gente que no sean como letrados que les encanta pavonearse ente la gente a costa del supuesto servicio que hacen a Dios atendiendo a los necesitados, pero que no dejan de ser rapaces. En el segundo momento llama la atención sobre la actitud de una viuda pobre que pone en el cepillo lo que necesita para vivir. A vista de vuela pájaro nos damos cuenta muy rápido de que unos se aprovechan de Dios y la otra se entrega a Dios.
Y ahí es donde esta la pregunta que nos hemos de hacer, ¿Nos aprovechamos de Dios o le servimos? ¿Dónde estamos?
La pregunta va directa al corazón y la respuesta ha de ser personal y sin tapujos, no valen excusas.
La limosna ha de ser expresión de nuestra entrega personal, de nuestro querer servir poniendo a disposición de quien lo necesite lo que somos y tenemos. Ha de ser expresión de nuestro amor a Dios.
Por otro lado, sabemos que Dios no es un Dios de cantidades, sino de calidades. No calibra el exterior. Quiere corazones y voluntades. El hará el resto.
Así que, a la hora de compartir, tengamos en cuenta el criterio de Cristo : no solo hay que dar lo que sobra , sino aún aquello que necesitamos para vivir pues solo tiene sentido compartir los bienes cuando es signo de la entrega personal.¡¡Feliz día del Señor!!
José Rodríguez Díaz
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