DOMINGO XVI DEL TIEMPO ORDINARIO. CICLO A.
( Mt. 13,24-43 )
DEJADLOS CRECER JUNTOS
Dejen crecer el trigo junto con la cizaña, es lo que dice el dueño a los trabajadores que le vienen con la noticia de lo que ha sucedido. Déjenlos crecer que a la hora de la siega se separará lo uno de lo otro, no sea que vayamos a arrancar lo bueno junto con lo lo malo.
La reflexión debe llevarnos a no amargarnos o exasperarnos por la maldad que vemos en lo que nos rodea ni de toda la cizaña que anida dentro de nosotros mezclada con dosis de buena voluntad. Eso es así, somos así y es ahí donde descubrimos la paciencia , la misericordia y el perdón de Dios siempre dispuesto a ayudarnos a levantarnos y a seguir adelante y es que con su amor está continuamente reforzando nuestro ánimo y nuestra confianza de su salvación.
Esto nos debe ayudar a percatamos de algo muy sencillo y sublime a la vez : quien nos salva es El y no nosotros, que tantas veces nos creemos que somos capaces de todo aunque la realidad viene a recordarnos con harta frecuencia de que no es así.
En ocasiones la intransigencia encuentra en nuestros corazones caldo de cultivo al ponernos en el sitio del juez, que no nos corresponde, o porque no nos gusta lo que vemos en los demás y que no coincide con nuestros puntos de vista o por la misma cizaña que nos tienta o acosa. No podemos tomarnos por nuestra cuenta el juzgar, , extirpar, condenar. Jesús nos pide paciencia. Esperemos a la siega, seguro nos llevaremos mas de una sorpresa. El Padre será quien juzgue entre lo bueno y lo malo, eso no nos toca a nosotros.
Lo nuestro es crecer en nuestro campo, haya cizaña o no a nuestro alrededor , así tenemos ocasión de demostrar que nuestra fidelidad no es solo de palabra o de momentos de gozo, sino que enraizada en el corazón es capaz de resistir las adversidades que las circunstancias acarrean y que van conformando nuestra historia.
¡¡Feliz día del Señor !!
( Mt. 13,24-43 )
DEJADLOS CRECER JUNTOS
Dejen crecer el trigo junto con la cizaña, es lo que dice el dueño a los trabajadores que le vienen con la noticia de lo que ha sucedido. Déjenlos crecer que a la hora de la siega se separará lo uno de lo otro, no sea que vayamos a arrancar lo bueno junto con lo lo malo.
La reflexión debe llevarnos a no amargarnos o exasperarnos por la maldad que vemos en lo que nos rodea ni de toda la cizaña que anida dentro de nosotros mezclada con dosis de buena voluntad. Eso es así, somos así y es ahí donde descubrimos la paciencia , la misericordia y el perdón de Dios siempre dispuesto a ayudarnos a levantarnos y a seguir adelante y es que con su amor está continuamente reforzando nuestro ánimo y nuestra confianza de su salvación.
Esto nos debe ayudar a percatamos de algo muy sencillo y sublime a la vez : quien nos salva es El y no nosotros, que tantas veces nos creemos que somos capaces de todo aunque la realidad viene a recordarnos con harta frecuencia de que no es así.
En ocasiones la intransigencia encuentra en nuestros corazones caldo de cultivo al ponernos en el sitio del juez, que no nos corresponde, o porque no nos gusta lo que vemos en los demás y que no coincide con nuestros puntos de vista o por la misma cizaña que nos tienta o acosa. No podemos tomarnos por nuestra cuenta el juzgar, , extirpar, condenar. Jesús nos pide paciencia. Esperemos a la siega, seguro nos llevaremos mas de una sorpresa. El Padre será quien juzgue entre lo bueno y lo malo, eso no nos toca a nosotros.
Lo nuestro es crecer en nuestro campo, haya cizaña o no a nuestro alrededor , así tenemos ocasión de demostrar que nuestra fidelidad no es solo de palabra o de momentos de gozo, sino que enraizada en el corazón es capaz de resistir las adversidades que las circunstancias acarrean y que van conformando nuestra historia.
¡¡Feliz día del Señor !!
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