sábado, 28 de diciembre de 2019

PARA QUE LOS SACRAMENTOS SEAN CREÍBLES
(Santander, 12 de febrero de 2013)
Prof. Dionisio Borobio
Universidad Pontificia Salamanca
 La rápida evolución del hombre, de la sociedad, de la historia, nos sitúa siempre ante el reto de encontrar formas de expresión cultural, religiosa y sacramental o litúrgica adaptadas a su capacidad de expresión y a su necesidad de comunicación, sobre todo cuando se trata del mundo de lo invisible.
Los cambios que se han producido y se están produciendo conmueven el escenario, la visión, las actitudes y comportamientos del pueblo. Tales son las consecuencias de la globalización y la exclusión, la violencia y la droga, el consumo que exalta el tener y el poder, el pluralismo teológico y religioso que se manifiesta en grupos y sectas, el relativismo moral y doctrinal, el subjetivismo y privatismo religioso, las variantes prácticas e interpretativas de la religiosidad popular, el nacimiento de una nueva psicología religiosa basada, no en un mesianismo político religioso sino en un cierto desfallecimiento de las utopías y una cierta depresión creyente.
Se está produciendo, en efecto, un “proceso de des-institucionalización de la religión basado en un poder creer sin pertenecer”; unido a “la emergencia de nuevas experiencias religiosas” basadas en la emoción y el encantamiento; y apoyado en manifestaciones religiosas que buscan un contacto con lo sagrado cargado de ambigüedad; lo que da lugar a la “coexistencia de diversas formas de vivir lo religioso”. Se trata de una verdadera crisis de fe, que implica una crisis de Iglesia, y que conlleva quizás de modo más radical a una más profunda crisis en la práctica sacramental. Al fin y al cabo, la fe deriva de la persona de Cristo, figura por lo menos admirada y respetada, pero los sacramentos son identificados en su relación con la Iglesia tantas veces y por tantas cosas criticada, cuando no rechazada. Las creencias son también muy variadas: hay quienes aceptan de hecho un deísmo difuso o un gnosticismo confesado, otros un indiferentismo pasivo, un monoteísmo o un sincretismo, una fe sin ritos ni moral o una moral y ética sin ritos. Esta situación supone un verdadero reto, tanto a los que administran los sacramentos, como a las formas litúrgicas y sacramentales dadas, y sobre todo a los demandantes o destinatarios de las mismas, que fácilmente se sitúan en una “clave hermenéutica existencial” alejada de las interpretaciones oficialmente esperadas.
Nota
Si deseas profundizar mas en el tema entra en la página de nuestra diócesis en donde encontraras el libro  del que  hacemos referencia. Desde este blog puedes hacerlo

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